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De seguro, no era el regreso que se había propuesto Diego Garay. Sin embargo, el cariño que le tributó la multitud albiazul, que en gran parte se dio cita para verlo jugar, evidencia la banca con la que cuenta el ídolo.

La noche empezó como se esperaba, con una ovación apenas pisó el césped con la cinta de capitán. Saludo con aplausos a la gente y bajó el consabido «olé, olé, olé, Diego, Diego».

En el «aplausómetro», siguieron al «10» el técnico Ricardo Gareca y el arquero Diego Pozo.

Desde el inicio, Garay las pidió todas pese a la persecución del debutante Ignacio Griba, a quien amonestaron a los 16 minutos. La jugada cumbre fue el penal, a los 12 minutos, y apenas se decretó la falta en el área, la tribuna albiazul coreó el nombre del enganche. Sin embargo, su remate anunciado permitió que se luciera De Lafuente, al atajarlo. Allí, fue la parcialidad de Instituto la que se mofó con los cánticos en alusión al jugador nacido en San Francisco.

Un par de minutos antes, hubo un tiro libre que se aprestaba a ejecutar, pero se le adelantó Píriz Alves y la pelota se fue desviada. Marrar el penal no hizo que decayera la actitud de Garay de seguir pidiendo la pelota, que ya no le llegaba tanto, y un servicio suyo casi termina en gol de Ceballos. En el entretiempo, Garay se quedó en el vestuario y lo reemplazó Federico Bongioanni, muy silbado por los hinchas de Instituto, club en el que se inició.

Los otros debuts

El volante Pablo Mannara, otra de las caras nuevas, apareció a cuentagotas, muy discontinuo. El juvenil zaguero Juan Pablo Compagnucci, lució muy firme en la marca.

Frase. "Estamos bien, porque ellos llegaron sólo en la jugada del gol y por mala suerte nuestra. No tuvieron más chances y nosotros mostramos más". Diego Ceballos.