Giménez y Ceballos se insultaron varias veces y casi pasan a las manos.

San Juan. Tan mal está Talleres en lo futbolístico, que lo último que podía permitirse era una escena entre dos de sus principales futbolistas: Diego Ceballos y Emanuel Giménez. El episodio sucedió anoche en San Juan y fue indisimulable.

El goleador estaba cansado de esperar una asistencia digna, porque cada pelota le quedaba corta o fuera de su alcance. Ceballos exteriorizó su fastidio, cada vez con más insistencia y el principal receptor de sus reclamos fue el volante central.

Giménez también perdió la paciencia y decidió contestarle. A los 41 minutos del primer tiempo, y con el viento a favor de Talleres, el mediocampista remató y la pelota se fue afuera, muy lejos del atacante.

Ceballos le recriminó por la jugada y Giménez le contestó de mal modo. Acto seguido, los dos comenzaron a acercarse, a insultarse feo y casi terminan yéndose a las manos.

Pero antes de este episodio, a pocos minutos de iniciado el cotejo, tuvieron otro cruce verbal. Fue cuando el volante recibió una pelota, pasando la mitad de la cancha, y en vez de pasársela a Ceballos, la jugó larga a un costado. El delantero lo miró mal y Giménez, con un típico ademán futbolero, lo mandó a donde usted, lector, se puede imaginar.

Pero Ceballos no sólo fue impaciente con "el Ema". También la "ligó" Quiroga, quien le dejó una pelota corta y recibió una recriminación del goleador.

Finalmente, cuando concluyó el parcial, Giménez se quedó reclamándole unos fallos al árbitro Gustavo Fabián, y Ceballos evitó cruzarse con él.

Giménez y Ceballos son jugadores temperamentales y de personalidad. Lo admitió el propio volante al final del partido: "Son calenturas del partido. Los dos somos temperamentales. Le pedí disculpas en el vestuario, porque quizá yo me alteré un poquito. En el segundo tiempo todo estuvo normal", dijo.

Giménez había tenido una reacción similar en la misma cancha. Fue en el Torneo Clausura de la B Nacional 2004/05. Aquella vez tuvo un altercado con Rodrigo Astudillo, que casi termina con una pelea.