David Vázquez / Enviado Especial.


Talleres volvió a jugar mal y perdió ante San Martín 2 a 0. El equipo no aparece y la campaña es cada vez más deslucida.

Talleres sigue sin encontrarle solución a su problema futbolístico. Ahora cayó sin atenuantes ante San Martín de San Juan, que jugó con inteligencia y el 2 a 0 en el marcador reflejó claramente la superioridad de un equipo sobre otro.

San Martín agudizó todavía más el presente del «Matador», que sin respuestas ni ideas, sigue deambulando en la mediocridad. El primer tiempo de Talleres fue para el olvido, con muchas dudas defensivas y sin juego. El local se hizo fuerte por el costado derecho, el de Gabriel Roth (un ex albiazul), quien le ganó el duelo a Gill y comenzó a desnivelar. Igualmente ninguno de los dos equipos le encontraban la vuelta al partido, y no generaban situaciones de riesgo.

No hubo llegadas claras hasta los 23 minutos, cuando un pelotazo largo cayó al área de Talleres y Tonelotto llegó antes que Pozo y Malagueño, para decretar con la punta del botín la apertura del marcador. El gol dejó sin reacción a los dirigidos por Luis Oste-Fabián Carrizo, que se fueron al descanso sin respuestas.

En el complemento ingresaron Bongioanni y Cristian Ríos para jugar por las bandas en el medio, y se vio lo mejor del elenco de barrio Jardín, más que en nada por la actitud y vergüenza. Pero el volante Joaquín Galván consolidó su gran noche a los 27 minutos puso el 2 a 0, y terminó de sepultar las esperanzas de los cordobeses. Galván fue un problema insoluble, porque de sus pies nacieron las mejores acciones para los sanjuaninos, y cada vez que tomaba el balón hacía preocupar la resistencia de la defensa albiazul, que terminó por perderse en el terreno de juego.

Los de barrio Jardín pudieron descontar a través de un remate de la «Brujita» Bongioanni y un cabezazo de Malagueño, pero Monasterio tuvo reflejos para evitar la caída de su arco. Muy poco para un equipo que quiere pelear los primeros lugares de la tabla.

Fue derrota. Una más y van cuatro en los últimos nueve partidos, desde que la dupla aceptó el desafío de conducir a un plantel que no formó. Y Oste y Carrizo no tienen más remedio que dar la cara por la pálida campaña.