Hugo Caric / [email protected]


La "T" volvió a jugar mal: salió 0-0 con Unión. Ceballos pudo darle la victoria, pero falló.

"Los victorias tapan todo", es una frase propia de la filosofía barata que promueve el fútbol exitista y amarrete que hoy manda en el fútbol nuestro de cada día. El drama aparece cuando los resultados te abandonan y cae el velo protector de una realidad hiriente:la falta de entendimiento de los DT con los jugadores y de éstos con sus condiciones.

Talleres está preso de esta realidad. Le pasó en la era Roberto Saporiti y hoy con Oste-Carrizo.

Las cuatro victorias que se obtuvieron (Ben Hur, Ferro e Instituto con "el Sapo"; Huracán TA, con la dupla) tuvieron referencias individuales. La más importante fue la de Diego Ceballos, quien llegó a tener un gol por partido. Y luego le siguieron Pozo y Malagueño.

Ahí, en los tiempos felices, no importaba cómo se sumaba. El valor gol de Ceballos (llegó a tener un tanto por partido) alcanzaba para sumar sin pensar que Talleres necesitaba lograr una identidad para poder aprovechar mejor al goleador o pensar en otra forma de llegar.Y pasó lo que tenía que pasar. A Ceballos lo marcaron mejor, su abastecimiento decreció y empezó a fallar.

Definió mal. Ayer, Unión había tenido méritos y llegadas suficientes para ganar el partido. ¿Y Talleres? Había generado poquito, lo que su momento futbolístico le permite y Ceballos lo dilapidó. Primero se demoró para tirar, luego de que se la bajara Píriz y, luego, en la más clara, remató afuera desde una buena posición. Encima Píriz (se demoró en definir) y Díaz (Assef le sacó su disparo) no estuvieron certeros.

El atenuante para la "T" fue que no le facturaran errores en su área y que Pozo le tapara el gol a Martínez.