La interna de la barra brava albiazul es una historia de nunca acabar. El botín que representa el ingreso irrestricto, las entradas de favor, los carnets libres o a precio diferenciado para poder ser comercializados y "la cuota de seguridad" que deben pagar los jugadores, DT y directivos forman parte del botín que dividió a las Violetas y La Fiel, las fracciones más fuertes de la barra brava.

El punto más triste fue la pelea ocurrida en plena popular norte en la que murió apuñalado Roque Pablo Miranda en ese sector de las hinchadas en ocasión del partido Talleres-Lanús en setiembre de 2000.

La Fiel se retiró por la supuesta baja de un militante de Las Violetas. Pero el descenso de Talleres, tres años después, reavivó la interna. La Fiel la emprendió contra "Las Violas", contra los hinchas de Argentinos y la Policía. La quiebra del club ocurrida el 28 de diciembre de 2004 la profundizó ya que implicaba un cambio de autoridades. La designación de un fideicomiso merecía una nueva "negociación".

Llegaron los carnets diferenciados, pero no alcanzó. La amenaza de una gresca inminente entre ambas fracciones generó que la Policía estableciera un pulmón separatorio desde el partido con San Martín(SJ) el 20 de marzo del año pasado. Los notables (ex directivos que cogobernaban con el fideicomiso) lograron que la barra "se uniera".

Cuando llegó el gerenciamiento, Granero dijo que no iba a transar, pero las prebendas siguieron. Hasta un gerenciador les dio camisetas a las dos fracciones. Y los jugadores permitieron el ingreso al vestuario. No bastó: vino la gran pelea en Tigre y la vuelta al pulmón que, está claro, no sirvió de mucho.