Oste fue el más afectado. Lo había dirigido en la cuarta, el día anterior al accidente.

La muerte del pibe Diego Rafael Martínez impactó duramente en todo Talleres. Y el que más lo sintió fue Roberto Luis Oste, uno de los entrenadores del plantel profesional y también a cargo de la cuarta división, donde jugaba el pibe que falleció el domingo pasado al ser atropellado por un automóvil cuando se iba de la pensión para ver el superclásico Boca-River por televisión.

Es más, "el Lute" lo había dirigido el sábado último ante Boca Juniors. "Estoy mal. Para mí, los pibes son como hijos", dijo el DT sobre Martínez, quien había llegado justamente desde la entidad xeneize, en enero pasado.

"Si juego contra Boca, estoy hecho. Es como una revancha´, decía el pibe la semana pasada", recordó Oste. Martínez, al que le decían "Tomate", había quedado en libertad de acción del club boquense en diciembre pasado, pero en la "T" le hicieron lugar.

Oste estaba embargado por el sentimiento, al punto de que llegó a decir que no tenía fuerzas para seguir en Talleres, aunque más tarde se calmó. "Martínez era vivísimo y buen jugador. No lo puedo creer. Siento un dolor enorme", agregó Oste.

"También estaban muy mal los otros juveniles que iban con Martínez y que se salvaron por centímetros. Ellos son Pavoni (división local), Vena y Peggini (quinta de AFA) y Santillán (cuarta de AFA)", acotó Luis Gauto, DT del "Tallerito", equipo para el que también jugó Martínez.

Sin actividades. El duelo hizo que todas las actividades del club se suspendieran, incluidas las del plantel profesional. Es más, los pibes que estaban en la pensión fueron licenciados por 10 días. Las autoridades de Ateliers SA, en tanto, se hicieron cargo de todos los trámites inherentes al traslado del cuerpo de Martínez a Salta, donde había nacido. Hacia allí viajaron también el vicepresidente de la SA, Ricardo Finocchiaro, el coordinador de las inferiores Piero Foglia y el médico Gabriel Oviedo.