Hugo García
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En su debut, la dupla Oste-Carrizo cambió el libreto, pero a Talleres le sigue faltando fútbol. Llegó poco, regaló un gol y Diego Pozo fue otra vez la figura en los albiazules.

El Talleres de la dupla Oste-Carrizo planteó anoche una propuesta diferente al equipo que intentó modelar el entrenador saliente Roberto Saporiti. Pero no pudo zafar de los problemas existenciales de la versión original: el cambio de entrenador no evitó repetir la falta de juego, un escaso aprovechamiento de su goleador Diego Ceballos y cierta candidez a la hora de defenderse.Así, su arquero terminó como figura, igual que en los últimos tres partidos.
Ni el 4-4-2 con el que se paró Talleres al principio (no cumplió con el principio de llegar a un toque y aprovechar más y mejor a Ceballos y Píriz), ni el cambio posicional y táctico que, luego, se planteó con el ingreso de un enganche, le permitieron a Talleres poder sacarle jugo a las virtudes de sus delanteros.
Es cierto que Ceballos logró anotar nuevamente, pero fue en una pelota perdida, sin que tuviera relación con una jugada elaborada, como en la mayoría de los goles que ha conseguido el delantero albiazul (ver "El goleador...").
El tema es que antes de esa conversión, Tigre ya se había aprovechado de la debilidad futbolística de Talleres y había logrado ponerse 2-0.
¿Otros dramas? Sí. La "T"no aprovechó el efecto favorable que genera un gol propio para poder serenarse y atacar con mayor inteligencia. Por el contrario, perdió a su capitán Javier Malagueño (vio la roja en un contraataque rival) porque todo el fondo se vio obligado a defender en espacios amplios y terminó atacando a los ponchazos sin el orden pretendido.
Y el 2-1 se mantuvo por otra buena actuación de Pozo, quien tapó situaciones de pregol. Como en los últimos tres partidos.
¿Por qué no anduvo? Mas allá del 4-4-2 del inicio, en la "T" la primera diferencia debían hacerla el "doble 5" que formaban Emanuel Giménez y Damián Felicia a la hora de recuperar la pelota. La segunda, Cristian Devalis y Christian Ríos, quienes se ubicaron como volantes por las bandas.
Y la tercera debían hacerla Ceballos y Píriz. Devalis anduvo bien (lo motivó la "10" que vistió y su vuelta tras ocho partidos), pero sólo hasta que Giménez le cerró los espacios. Así, la gravitación del "Rulo" quedó reducida a las pelotas paradas que le tocó ejecutar. Pero en eso, Talleres le regaló un gol a un Tigre, que había sido cauteloso. Baroni dio por perdida una pelota y Galmarini mandó un centro que nadie pudo sacar y que terminó en el 1-0. A los 12 minutos del segundo tiempo, Oste y Carrizo mandaron a la cancha a Bongioanni. El enganche no pudo recibir mucho juego y el equipo se descompensó. Y Pozo sacó tres goles. Los errores se repitieron y la diferencia fue mínima.