por Hugo García
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Cada gol tiene su historia. La del tanto de Damián Roberto Felicia (25 años), ese con el que Talleres cortó una racha de 432 minutos sin convertir y ganó su primer juego en el Apertura, fue la de animarse a patear. Como cuando le hizo uno parecido a Ferro, en el Apertura pasado, o cuando jugaba en Estrellas Rojas de Villa Azalais.
"Lo hice. Pero ya lo merecíamos. Vale mucho. Lo primero que se me cruzó en la cabeza fue agradecerle a Dios y a mi familia con la que habíamos estado orando mucho. Porque hay que saber que El escucha las oraciones. Siempre. ¿Si fue el derechazo de Dios? Salió. Buscaba el arco", se sinceró Felicia, quien volvía a ser titular. Por las palabras que dice, está claro que es un hombre de fe. De Jesús. Como la remera que mostró, tras el zapatazo de ayer a la tarde.

Más que un devoto
La historia de Felicia con Jesús, viene desde Juventud Antoniana de Salta. Allí tuvo de compañero a Alberto Montaño, jugador de la selección de Ecuador, cuyo mensaje le permitió ingresar a Atletas de Cristo, una agrupación internacional que aglutina a deportistas. Su objetivo es extender el mensaje cristiano, basado en los valores morales en medio de la competencia deportiva.
"Montaño nos dijo que estábamos equivocados. Que vamos por la vida sin saber a dónde ir. Y nos dejamos guiar por otras cosas. Pero más allá de ser Atleta de Cristo, somos cristianos. Somos sus seguidores. Cuando se le habla a alguien de Cristo es porque tiene la certeza de lo que vino a hacer al mundo y puede compartirlo", explicó Felicia.
-¿Cambió algo en tu vida?
-Ponía al fútbol en primer lugar. Y cuando uno pone el trabajo ahí, se olvida de la familia y de para qué está. Ahí es importante si jugás o no si tenés o no club, si sos figura o no. Ahora, pase lo que pase, en mi casa siempre hay paz, juegue o no.
Allí devuelve el afecto entrañable a su familia. El de mamá Graciela y papá Daniel. El de sus hermanos "Leo" y "Tati", todos los que bancaron su etapa en Instituto, a donde llegó desde Estrellas Rojas de Villa Azalais. O a Lorena, la novia de siempre que luego fue la esposa que le dio a Alma y Nazaret, presentes ayer en el Estadio Córdoba.

Propósito
"No es que ahora soy más o menos bueno, sino que tengo un propósito. El mío es hacer conocer el mensaje de Dios, agradecer la familia que tengo, que tiene salud", dijo Felicia.
-¿Cómo?
-Con un matrimonio bien formado. Dichos y hechos.
¿Y futbolísticamente? Después de Instituto (tuvo una convocatoria al seleccionado sub 17) pasó por Juventud Antoniana, San Martín de Mendoza y Talleres. Y le costó bastante lograr continuidad.
-Si no jugás ¿te enojás con Dios?
-No. Son circunstancias. La vida no pasa por eso.