Talleres ganó después de mucho tiempo y festejó por anticipado el día de los bajitos. Superó 1 a 0 a Ben Hur con un balazo de Felicia. Bertoya y Malagueño fueron las figuras del partido. Hubo un buen marco de público.

Con un zapatazo fenomenal de Damián Felicia, Talleres abrió las puertas del cielo; cuando parecía que Bertoya sería definitivamente inexpugnable y cuando el público albiazul, que fue en gran número, daba indicios de que la paciencia comenzaba a flaquear.
Con ese impacto que se clavó contra el palo derecho, Talleres quebró a Ben Hur y terminó ganando bien un partido que por momentos se le complicó por su propia irregularidad, por sus nervios, por su enorme ansiedad.
La victoria albiazul no se discute por el acierto de Felicia y porque a la hora de la evaluación, el arquero rafaelino terminó siendo una de las figuras del partido. Pero en la otra vereda Talleres tuvo la otra: Javier Malagueño. Lo que habla de que Ben Hur aportó lo suyo y el equipo de Saporiti no logró la solidez necesaria como para apropiarse del partido sin sufrir sobresaltos.
Todo lo que sucedió en el Chateau, no logró elevar la categoría del juego que sí sobresalió por su medianía, con muchos cortes y demasiadas imperfecciones. Especialmente en la primera mitad en la que el dueño de casa fue con mucha voluntad pero con pocas ideas a buscar a Bertoya, generando alguna zozobra con pelotas aéreas cuando ganaban en las alturas el «Yerbatero» o Ceballos o cuando el uno de la «BH» salía demasiado lejos del arco pegándole puñetazos al aire. Nada más. Ausente Bustamante a la hora de aceitar el traslado, Ceballos (de buen partido) quedó huérfano de fútbol obligado a retroceder para tocarla alguna vez y González sin terminar una bien pagando el precio que le factura su prolongada inactividad.
Así, Talleres no tuvo predicamento arriba más allá de su dominio territorial y encima Sánchez con una patada terrorífica, lo sacó del partido al Ema Giménez y a partir de ahí Ben Hur se animó. Avisó con un par de contras desnudando serias dificultades en Talleres para defender, sobre todo, en el sector que custodian Trullet y Barboza. Además, Massetti jugó muy nervioso y en un contragolpe, Panigutti lo dejó hablando con el línea y casi lo amarga para toda la tarde. En ese escenario creció Malagueño para parchar y solucionar sin fallas todos los defectos de Talleres en el fondo.
En el arranque del complemento Diego Bustos tuvo el gol en las narices de Pozo y la tiró arriba del tablero electrónico y en la réplica el «Yerbatero» le abolló la humanidad a Bertoya, quien tapó con cara y todo, un pelotazo que se iba al gol. Así quedó planteado el partido. Expuesto a un acierto de cualquiera de los dos.
A esa altura estaba clarito que Ben Hur jugaría todas sus fichas a los problemas de Talleres atrás y que el elenco albiazul ya no tendría equilibrio por su ambición y obligación de sumar de a tres en el Chateau. Creció Bustamante en su aporte al juego y también en generosidad para correr y meter, se paró mejor Felicia, apareció Correa por la izquierda y Ceballos siguió siendo muy inteligente para tocar de una e ir a buscar. A los 10' llegó el misil de Felicia y detrás de esa conquista, Talleres le cascoteó el rancho a Bertoya justificando la diferencia y elevando al arquero a la posición más alta del podio del partido.
Ganó Talleres. Se sacó con una victoria merecida la mochila del debut en casa, sin sobrarle demasiado ante un rival bastante limitado. Pero volvió a sonreír después de tres meses. Por eso su gente se fue festejando.