Talleres perdió 1 a 0. Un comienzo poco auspicioso.

Poca defensa y nada de ataque

El equipo de Saporiti arrancó el Apertura con las manos vacías. Cayó por 1 a 0 como visitante ante Defensa y Justicia y sufrió dos expulsiones.
MATIAS IMAZ - Especial para LA MAÑANA desde Buenos Aires

Arranque frío, muy frío, y no precisamente por la baja temperatura de la tarde bonaerense. Uno terminó el año peleando por ascender, el otro salvó su cuello en la última fecha cuando minutos antes del final, antes de los goles milagrosos, estaba descendido a la B Metropolitana. Sin embargo ambos equipos estuvieron lejos de cualquier aspiración y sólo aportaron tristeza a la primera fecha del Nacional B.
La esperanza es lo último que se pierde, dicen, pero Talleres no consiguió más de lo que propuso desde el vestuario. Lejos quedaron las palabras de su técnico en el final del Clausura con el campeonato hecho humo en las manos: A este equipo lo único que le queda es ser campeón». Así rezaba un «Sapo» que ayer dejó en claro que habrá que trabajar mucho para conseguirlo. Porque salió a jugarle a Defensa con un sólo punta y vio reflejado en ello su falta de profundidad más allá de tres cuartos de cancha. Porque no generó situaciones claras más allá de las buenas intenciones del «repatriado» Giménez en la distribución de la pelota. Porque no le alcanzó con la seguridad que desde el fondo pudieron transmitirle Barbosa y Malagueño. Porque falta rodaje, es verdad, pero sobre todo faltó audacia y picardía.
La «T» jugó sólo un tiempo, de a ratos. Y el mejor albiazul se pudo ver promediando la primera mitad, con una línea de cuatro bien marcada en el fondo y otra de tres volantes pegadas al fondo, en la que Ríos y Giménez se convirtieron en salida permanente. Algún toqueteo en el medio hizo ilusionar a lo 300 cordobeses que saltaban y cantaban tratando de eludir el frío, pero es poco para un equipo que arranca un camino largo con el ascenso como única meta posible.
La infantil expulsión de Algecira lo dejó nocaut en el momento en que el entrenador había decidido ir un poquito más lejos. Con los cambios de Buffarini y Moreira realizados, Saporiti reorganizó a sus diez hombres como pudo, a la espera de ese punto tan preciado que habían ido a buscar a Varela. Defensa se animó y consiguió con poco esfuerzo algo que, para esa altura, se asemejaba al último capítulo vivido la temporada pasada. Más por el empuje de la gente que por propia convicción, porque tampoco había ofrecido un gran repertorio para sumar de a tres, encontró el festejo en los pies de Vega. Justo Vega, un ex Talleres.
No había disculpas que alcanzaran para los hinchas en la cabecera visitante. Los dos jugaron a la defensiva y, sólo por esa sencilla razón, era una injusticia el resultado.
No quedan muchas cosas para mencionar de un partido tan gris como el cielo de ayer. Quizás lo mejor esté por venir. Quizás los refuerzos en los que tanto hace hincapié el técnico lleguen a Córdoba y le entreguen la frescura que necesita Talleres (un delantero goleador de selección sudamericana y un volante por izquierda). Quizás el rodaje y el correr de los partidos regalen lo que no se pudo ver este fin de semana en Florencio Varela. Algo de fútbol.



Un debut para el olvido

Por Gustavo Veiga l Especial.

Buenos Aires. El fútbol no siempre es lo que nos quieren hacer ver: un partido y dos equipos. Porque si los arcos no cuentan, el juego puede volverse invisible a los ojos. Y, por carácter transitivo, será complicado de analizar. Algo de eso sucedió con Defensa y Justicia y Talleres, señalados para enfrentarse en la primera fecha del Torneo Apertura de Primera B Nacional, pero con los pies atados a la hora de hacer circular la pelota y arrimarla al área rival.
Si ganó el equipo de Florencio Varela -que la temporada pasada se salvó del descenso en el último minuto del descuento frente a Deportivo Morón, en la reválida-, fue gracias a que uno de sus jugadores se acordó de patear al arco contrario.
Para pesar de Talleres, se trató de David Vega, una cuña del mismo palo. Y su gol, una bonita volea de zurda, que -luego de un córner ejecutado por Mario Saccone- colocó la pelota abajo, junto al poste derecho del arco defendido por el mendocino Diego Pozo, abrió un resultado del que nadie tenía la llave hasta ese momento.

Muy livianito
Un debut, es cierto, siempre tolera excusas. Admisibles algunas, y otras no tanto. Sobre todo, cuando esta vez -por obra y gracias del Mundial de Alemania- hubo días de sobra para hacer las pretemporadas.
A Talleres se lo notó ordenado atrás y a cubierto en el medio, pero muy livianito adelante. Se diría que hasta huérfano de insinuaciones ofensivas que jamás se concretaron.
Defensa y Justicia, un equipo duro, a prueba de fricciones, que en dos minutos desnuda su intención de esperar y contraatacar, no lo dejó hacer casi nada. Y así, entre el libreto estudiado del equipo dirigido por Rubén Agüero y las buenas pero inoperantes intenciones de Talleres, el partido que se armó resultó un bodrio listo para hornear.
Como Gonzalo Bustamante era rodeado apenas tomaba la pelota, Cristian Ríos y Cristian Devalis no pasaban con claridad al ataque y a Sergio Valenti lo absorbían por arriba y por abajo los grandotes Hernán Fernández y Jesús Nievas, a los orientados por Roberto Saporiti les costaba hacer pie. Lo intentaba Emanuel Giménez parándose como distribuidor, mostrándose como salida. Pero cuando Talleres cruzaba la mitad de la cancha ninguno de sus jugadores inquietaba.

Todo terminó con el gol
El primer tiempo pasó de largo entre buenas intenciones y algún tirito no computable. Uno, Defensa y Justicia, no se proponía otra cosa que apostar al error ajeno. El otro, Talleres, jugaba cada vez más lejos de los dominios del arquero César Taborda.
En ese marco, lo expulsaron a Mauro Algecira, llegó el gol de Vega y los cambios que había hecho Saporiti (los ingresos de los pibes Buffarini y Moreira) perdieron el efecto buscado. Uno a cero abajo, el empate jamás estuvo al alcance de la mano. Y hasta el local pudo aumentar la diferencia sobre el final.
Talleres deberá digerir rápido el tropiezo, ver cómo andan los refuerzos que no jugaron y armar circuitos de juego que contra Defensa y Justicia no existieron. Como el fútbol, ése que, a veces, es como una cáscara vacía o un partido desnutrido en situaciones de gol.