JORGE NAHUM / [email protected]

Pensar en cómo seguía la historia, luego del mazazo que significó la derrota del domingo (N.R: quizo decir Sábado), era pedirle demasiado a su gente. Y sin embargo, la ilusión de Talleres por el ascenso no murió. Está en cuidados intensivos y subir aparece más cuesta arriba que nunca, pero ingresó en el reducido y no deja de ser una posibilidad. Entró por la ventana, es cierto, como también lo es que se consagró campeón Chicago, cuando un mes atrás nadie daba una moneda por el modesto equipo de Motta.
Dentro de las rarezas que concede la B Nacional, de posar un pie en Primera pasó a tener casi los dos afuera porque el reducido es cruento y desalmado. No admite chapa ni antecedentes inmediatos y los albiazules corren con desventaja en cada partido que le toque disputar. Eso sí, ninguno de sus rivales, ni Chacarita ni el que pueda sobrevenir después, aparece por encima del conjunto de Saporiti en lo futbolístico. Y en lo anímico, solo San Martín, porque todo lo que juegan es de yapa. En cambio, Chacarita y Huracán, dos grandes de la divisional como para infundir respeto, también cargan con sus fantasmas a cuesta y no llegan en su mejor momento.
El actual plantel de Talleres dio muestras acabadas de como sobreponerse a golpes que parecían de nocaut. Perdió el clásico sin merecerlo y a la fecha siguiente consiguió un triunfo revitalizante ante un Tigre tan complicado como local. Resignó dos puntos de oro en el demoledor empate de los sanjuaninos, pero se repuso contra viento y marea en Comodoro Rivadavia venciendo a la CAI, desalojando a Belgrano y su traje de puntero recién estrenado. Ahora, deberá apelar a fondo a ese poder de asimilación, para resurgir a tiempo.
El camino del reducido es tortuoso y al final, espera la Promoción, tan desigual por tener los de Primera todo para ganar. Para Talleres, alcanzar la reválida sería la redención, porque enfrentaría a Argentinos, su verdugo más letal de los últimos tiempos, por el descenso de 2004. Vencer al «Bicho», condenarlo a la B y regresar a Primera, es lavar los pecados de una vez por todas. Por eso y por sobre todo, Talleres debe despabilarse del purgatorio en que cayó y asumir que todavía sigue con vida.