La vuelta de los hinchas de la “T” a la Boutique, su casa, tuvo todos los aderezos que se esperaban . La disputa de la Copa “Wanora” Romero y el recuerdo de los 50 años de la visita de Pelé a la...

La vuelta de los hinchas de la “T” a la Boutique, su casa, tuvo todos los aderezos que se esperaban . La disputa de la Copa “Wanora” Romero y el recuerdo de los 50 años de la visita de Pelé a la cancha de Talleres fueron las excusas para que los matadores pudieran renovar el romance con su tradicional estadio, ese que sólo en pocas ocasiones pueden visitar y que en la calurosa tarde de ayer se dieron el gusto de atestar, en los 10 mil lugares habilitados.

Tanto las populares que dan a las calles Olimpia y Lawson , la del sector este y la platea Berni Sales se vieron colmadas de hinchas ansiosos de disfrutar, por fin, de la presencia cercana de los protagonistas de su equipo, que habitualmente sólo pueden ver desde la lejanía de las tribunas del Kempes o por la televisión.

La gente hizo su gran fiesta desde un par de horas antes del inicio del partido. Se comenzó a juntar en los alrededores del estadio, “regando” la previa con ferné y cerveza y cantando “Muchachos, traigan vino, juega Taieré…”, himno de la hinchada matadora. Y a las 17 empezó a entrar en forma masiva al estadio.

Con rostros felices y entusiasmados, la gente se dispuso a alentar con energía desde varios minutos antes del inicio del partido, que arrancó a las 18. La ovación que recibió Guido Herrera cuando entró a calentar fue estruendosa. Y se repitió, en distintos decibeles, cuando los altoparlantes anunciaron la formación albiazul. Además, el ingreso del equipo a la cancha fue saludado con una impactante humareda azul y blanca, como para que los jugadores se contagiaran y se predispusieran a dar lo mejor de sí ante semejantes muestras de cariño.

Después, todos disfrutaron y gozaron con el show de Dayro Moreno, los dos goles de Menéndez y el resto. Necesitaban volver a mimarse con sus figuras, sentirlas próximas, acercarlas más a su corazón. Y pudieron experimentarlo. Fue el reencuentro ideal, en la casa de los viejos, con un amor al que se extrañaba demasiado y con goleada.