Un análisis de lo que viene para el Matador luego de asegurarse a Moreno para 2020.

Que Talleres haya podido mantener al cerebro de su acto ofensivo es una buena noticia, ya que refuerza la idea de recuperar el protagonismo en la Superliga y de volver a ser internacional.

“Luchar mano a mano con equipos de Colombia y de Brasil por Dayro Moreno fue algo muy complejo. No hay dimensión. Me puse muy contento cuando mi hijo Juan Pablo, gerente deportivo, me dio la noticia”, decía ayer el presidente de Talleres, Andrés Fassi.

Opinaba sobre las condiciones del mercado en las que el club debe estar a la altura de contratos en dólares (más allá de un tope inferior al valor real) en una Superliga en la que Talleres debió ceder su pase a Copa Sudamericana 2020 pese a tener su declaraciones juradas y el libre deuda requerido, siendo que otros, caso Huracán, tuvieron serias irregularidades y solo fueron multados.

Sin embargo, Fassi sabe que con Dayro sólo no va a solucionar los déficits que el equipo tiene y que lo separan de la posibilidad del protagonismo tan ansiado. El directivo albiazul sabe que el árbol no le puede tapar el bosque y asegurarse al colombiano debe ser un buen impulso para ganar el partido que está jugando en el mercado de pases.

Sigue la llegada de esos tres refuerzos que debieron haber llegado en el inicio del torneo.

Se trata de un defensor (Segovia, del América de Cali), un volante ofensivo (“Bebelo” Reynoso, el ideal) y un delantero (podría ser un extremo).

“Dayro es un gran jugador y pretendemos que se quede. Igual que Bustos, que es nuestro goleador: ¿Si nos da con lo que tenemos? Creemos que hay posiciones que tenemos que reforzar. Vamos a buscar refuerzos en todas las líneas. En algunas posiciones estamos justos y mantener la base sería lo ideal”, dijo “el Cacique”, tras el partido con Unión, antes del receso.

Es indudable que Fassi, Medina y los hinchas, pretenden que Talleres arranque el jueves que viene con la plantilla completa, pero antes de todo eso habrá que dar un paso previo importantísimo y que no es otro que vender un jugador. Talleres, en la era Fassi, lo ha hecho con jugadores de su plantilla o cedidos; propios en su totalidad y compartidos. ¿Y si no consigue hacerlo? Variará la calidad de los jugadores que lleguen.

Habrá más segundas y terceras opciones que primeras y el protagonismo será más difícil de alcanzar. Hay forma de cambiar esta lógica de mercado. Sí, el propio presidente albiazul lo dijo hace poco. “En lugar de juntar firmas para dejar a Dayro, les pido que junten socios”, sostuvo el presidente.

Elevar el piso de 28 a 50 mil socios (el ideal planteado fue de 75 mil) es lo que haría variar esta lógica que Talleres ha aplicado para seguir abierto sin endeudarse e ir cumpliendo con los objetivos patrimoniales (capitalizarse) y deportivos (recuperar lugares perdidos).

Fassi quiere que la gente dimensione ese paso que hay que dar, pero los hinchas quieren más Dayros en el equipo para llenar el Kempes. Ahí está Talleres.