Para ver el partido del miércoles en San Pablo, los simpatizantes de la "T" sólo podrán comprar los boletos en Brasil. El club paulista viola una reglamentación de la Conmebol.

Fuera de lo que pueda suceder en la previa, durante y después del trascendental partido del miércoles contra São Paulo, a la directiva de Talleres le sigue preocupando que sus pares del club paulista hayan decidido que los hinchas albiazules deban viajar a Brasil sin su entrada correspondiente y la tengan que adquirir ese día en una boletería del Morumbí, desde las 18.15 hasta las 21.15 hora brasileña (el juego comienza a las 20.30 hora argentina).

Amén de que importa una violación al reglamento de la Conmebol Libertadores, que estipula que las entradas deben ser vendidas a los visitantes en algún punto próximo a los estadios pero no en las boleterías del escenario, lo que inquieta a los directivos albiazules es que sus hinchas puedan ser agredidos o provocados por su pares tricolores, mientras se dirijan a comprar sus tickets. Puede haber aglomeraciones y cruce de hinchadas.

Se supone que habrá un vallado de seguridad que lo impedirá, pero la policía brasileña no tiene buenos antecedentes en materia de custodia del público visitante extrajeron en sus estadios y éste es un dato que a Talleres no se le escapa.

Por eso, el presidente de Talleres, Andrés Fassi, le pidió reiteradas e infrutuosas veces a su par del São Paulo, Carlos Augusto de Barros, inclusive el miércoles, que accediera a que las entradas se vendieran en forma anticipada o por internet en Córdoba, para que nadie viajara sin su entrada.

Oficialmente, el club paulista firmó un escrito en el que se comprometió a vender 3 mil entradas para Talleres, pese a que Fassi pidió 5 mil, porque lo más probable es que lleve más hinchas que esos al Morumbí, según los datos que manejan en la "T". Hasta ayer mismo la directiva albiazul siguió inistiendo con el pedido y no encontró eco.

No sería de extrañar que vayan al menos 4 mil hinchas albiazules y que el club local se vea obligado a ampliar "in situ" el cupo de venta de entradas y que habilite, de última, los puntos de venta próximos al estadio que le exige el reglamento.

En el partido de ida, Talleres lo hizo en el Parque Kempes y en un boliche próximo al estadio.