Antes de debutar en la Copa Libertadores, tuvo una gran noche contra Banfield: triunfazo 3-1.

Lo mejor que le podía pasar anoche a Talleres le sucedió. Ganar y hacerlo bien en la previa del gran compromiso internacional que tendrá el miércoles contra São Paulo, en el Kempes, el escenario en el que tendrá que jugar. Y, además, despertando el entusiasmo de su hinchada y “calentando” el clima.

El 3-1 contra Banfield adquiere valor agregado porque el equipo, pese a tener por delante semejante compromiso, lejos estuvo de “sobrar” el partido y lo afrontó con toda la seriedad. Juan Pablo Vojvoda había declarado en la semana que una de sus tareas era concientizar a su plantel que antes del juego del miércoles estaba el de anoche. Que había que ganarlo y que no podía descuidarse a la Superliga por la Libertadores. Y eso también sucedió.

La noche de Palacios

Además ayudó mucho que la “T” haya madrugado al Taladro como lo hizo. Primero fue por una avivada de Palacios.

“El Tucu” se cambió de banda, apareció por izquierda, superó en velocidad a Gómez, llegó al fondo y cuando la defensa esperaba el centro atrás, enganchó hacia adentro y le pegó cruzado al segundo palo de Arboleda. Golazo. Iban apenas 4 minutos. Y ahí nomás, tres minutos después, de prepo volvió a marcar.

Palacios, incontrolable, desequilibró otra vez, por el otro costado, el suyo natural, lo vio llegar solo a Godoy con la quinta velocidad puesta y “Leo” le hundió el arco al portero colombiano. Otro golazo.

Fue un arranque furioso del Albiazul que casi hacía terminar el partido cuando recién estaba empezando.

Y eso que en la cancha no estaba “el Cholo” Guiñazú, que Vojvoda también decidió “de última” que Araujo descansara, hacerlo debutar al chico Rivas y retrasarlo a Bersano para volver a la línea de cuatro en el fondo.

El equipo volvía al “sistema madre” al que tanto se refiere el entrenador y también respondió, aunque haya pasado alguna zozobra en el primer tiempo. Porque aún perdiendo 2 a 0, Banfield no se resignó y también buscó el arco de Herrera, quien vio como un envío aéreo de Dátolo le rebotaba en un palo.

En el complemento el Matador no sacó el pie del acelerador y en un par de ocasiones pudo haber marcado el tercero. No las tuvo todas consigo Dayro, que ni bien arrancó el juego lo tuvo con un remate que se fue al lado de un palo.

Pero Banfield, fiel a su esencia de equipo ambicioso que le transmitió Julio César Falcioni y que trata de respetar su nuevo DT Hernán Crespo, también sumó su aporte para que el partido siguiera siendo atractivo.

Vino a los 32m el descuento de Jesús Dátolo y se abrió un paréntesis de dudas en la “T”. Que por suerte, pudo pasar rápido, porque Joel Soñora, quien había reemplazado al chico Rivas, vio el hueco a los 35 minutos, le pegó de afuera y marcó el tercero, el gol de la tranquilidad total.

Talleres tuvo aptitud individual y jerarquía en varios de sus jugadores, que en momentos claves, por entender el juego, desnivelaron el partido a su favor.

No es poco eso ni tampoco el triunfo final, con la finalísima del miércoles a la vista.

Pero Talleres necesitaba una previa así. Y la tuvo.