Es el segundo clásico consecutivo que gana desde que es el DT albiazul.

Por segunda vez seguida desde que está en Talleres, su entrenador Juan Pablo Vojvoda disfrutó el placer de ganarle un clásico a Belgrano. El primero fue oficial, por los puntos de la Superliga, el pasado 7 de octubre. Un 3 a 0 que todavía perdura en los matadores por el resultado cómodo y el golazo de Nahuel Bustos. Sin dudas, y en virtud de la oscilante irregularidad que tuvo la “T” en el torneo, fue lo más importante que JPV logró en el primer semestre en la “T”.

Y anoche, en el amistoso del Kempes, volvió a saborear la miel del triunfo contra el clásico rival. Y no sólo disfrutó otra vez de un resultado numérico placentero, sino que lo degustó porque devino del buen funcionamiento de un equipo que se vio amoldado a la apuesta de riesgo que decidió hacer esta pretemporada, un sistema de juego más osado y mucho más exigente para sus jugadores.

Talleres arrancó jugando el clásico con un nítido sistema 3-4-1-2, en el que “Leo” Godoy y Fernando Bersano oficiaron de carrileros por derecha e izquierda, respectivamente; Andrés Cubas fue el ladero del “Cholo” Guiñazú a su derecha; Juan Ramírez como un media punta recostado por la izquierda; y arriba con Sebastián Palacios por la derecha y Dayro Moreno apuntando al medio del área celeste, aunque saliendo hacia afuera cada vez que podía.

Fue el sistema que Vojvoda utilizó en los amistosos contra San Martín de Tucumán, en Salta, y frente a Gimnasia (ER), en Córdoba, aunque con la novedad de la línea de tres en el fondo que quien arrancó jugando como líbero cuando el equipo atacaba fue Juan Cruz Komar y no Miguel Araujo, como en esos dos juegos. El peruano se ubicó como stopper por izquierda y Tenaglia por derecha, si bien cuando Belgrano atacaba, Godoy bajaba al lateral derecho, el jugador de Saladillo se reubicaba como primer central y Komar como el segundo.

Con ese dibujo, la “T” metía mucha gente en ataque y optaba por explotar las proyecciones y la rapidez de Bersano por la izquierda, quien cada vez que se lo proponía desairaba en la marca a Guidara. Y fue precisamente por el costado de Guidara que llegaron los goles del colombiano Moreno.

El primero, a los 29 minutos, con una gran que arrancó en Palacios y que se prolongó en un desborde de Ramírez, muy activo, cuyo centro fue conectado a la red por Dayro junto al palo izquierdo de Rigamonti. Y el segundo tres minutos después, cuando Ramírez le puso una linda asistencia a Moreno, quien ganó en velocidad entre tres jugadores celestes, lo vio adelantado a Rigamonti y se la picó. Un golazo con el que el delantero cafetero certificó los antecedentes de gran goleador que mostró a nivel internacional.

El segundo tiempo para Talleres fue desacelerar, regular y administrar la ventaja, favorecido por la escasa ambición ofensiva del Pirata para inquietarlo. Vojvoda pudo vivirlo tranquilo, porque su equipo no pasó zozobras. Y se fue del Kempes disfrutando de los dos triunfos consecutivos en el clásico mayor cordobés. Acostumbrado como está a recibir más críticas que loas, no le viene nada mal.