El goleador en la Superliga 17/18 fue optimista, pero dijo que es difícil convertir cuando no hay chances claras.

Junior Arias sabe cómo es el oficio de ser el goleador de Talleres. En un equipo que busca mantener una idea de ataque, debe convivir con la paradoja de tener que jugar más para los volantes que lleguen que para sí mismo.

El “doble 9” que formó con Brian Montenegro contra Rosario Central sólo dispuso de una chance en 90 minutos. Fue aquella que pifió tras el centro de Andrés Cubas, quien se había proyectado por la derecha. Su compañero, no tuvo ni una. La mayoría de las pelotas que jugaron fue para los volantes o laterales pasaran al ataque, sin que pudieran intervenir nuevamente en la jugada.

Estuvieron de espaldas al arco, más que de frente. Es lo que hay que cambiar. Porque más allá de quién se trate, Talleres perdió frente a Boca y Central sin anotar, algo que lo convierte en el peor inicio desde que volvió a Primera.

“El momento no es bueno ni lindo. Pero ahí la mentalidad del grupo y de cada uno para redoblar esfuerzos y así poder ganar. Con Central fue injusto el resultado. Pero en el fútbol, a veces, no hay justicia. Hay que hacer goles y listo. Nosotros generamos mucho, dispusimos de situaciones claras, pero e l rival también juega. Y en una jugada desafortunada nos toca perder el partido”, dijo Arias.

–¿Qué pasó en esa jugada en la que estabas mano a mano con Fernando Zampedri? No parecía ser tu marca y sí que fuiste ahí porque faltaba alguien.

–Zampedri no era mi marca, sino Caruzzo. Se habían dispuesto como para hacer una cortina entre Caruzzo y Zampedri. Justo estaba Komar, delante mío, que era la marca de Zampedri. Komar fue con Caruzzo y yo quedé con Zampedri. Me ganó.

–Ninguno te regala nada y Talleres insiste en asumir riesgos siendo un equipo de ataque.

–El fútbol argentino es muy competitivo y ninguno te regala nada, pero nosotros confiamos mucho en nuestra idea. En la idea de Juan Pablo Vojvoda, que es la de ir a buscar el arco rival. Confiamos en que así se ganan los partidos. Nos hace falta tener un poquito más de claridad en esos metros finales. Así los resultados van a empezar a darse.

–Se complementaron bien con Montenegro, pero ese laburo solo les sirvió a los volantes...

–Sí. A mí entender hicimos un gran partido con Montenegro al aguantar la pelota y buscar las espaldas de los laterales para ser opción de pase. Sin dudas que nos faltó más asociación entre ambos para tirar paredes y quedar de frente al arco. En eso sí, estamos en el debe, pero es el primer partido que se jugaba de esa manera en mucho tiempo. Se ve mucho que el delantero tiene que hacer goles. Pero si no tenemos chances de gol claras, no los vamos a hacer. Pero es un trabajo de todo el equipo y nuestro. Nos tenemos que ocupar.

–Ayer a la mañana, se trabajó en la mejora del abastecimiento para ustedes y que reciban de frente al arco. ¿Cómo lo viste?

–Falta claridad para que los delanteros quedemos en situaciones de gol. Hoy, como todos los días nos, quedamos a entrenar las definiciones y trabajos de coordinación en ataque. No hay que desesperarse. Las cosas van a salir.

–¿Cómo sos cuando te toca atravesar este tipo de rachas?

–Salvo Cristiano Ronaldo y Messi, todos los delanteros tenemos rachas en las que no convertimos. Son situaciones que hay que superar. Los goles ya van a llegar. Que la gente se quede tranquila que nos estamos rompiendo el lomo día a día para lograr los resultados. Igual, cuando uno deja todo como ante Central, no le debe nada a la gente. Le debés cuando no te entregás al máximo. Damos todos. Los resultados ya van a venir.

–Surgieron ofertas para irte y siempre te quedaste. ¿Por qué?

–Yo me quedé acá porque estoy a gusto, tengo contrato, soy feliz en Talleres y me quedaré hasta que el club diga. Después me quedo tranquilo porque cumplimos el objetivo de llegar a la Libertadores y en lo personal fui el goleador del equipo jugando muy pocos partidos como titular. Eso me hace fuerte. Es cierto que prefiero 10 veces quedar de frente al arco y no de espaldas, pero hay que trabajar más. El fútbol premia.