Gandolfi, a fondo. Dijo que no habla de retiro, pero sabe que con 37 años “está en el final de la carrera”.

Javier Gandolfi llega y se acomoda para hablar. Las paredes de ese salón de la Boutique de barrio Jardín le devuelven varias imágenes. Algunas son actuales y pertenecen a este momento, en el que logró agrandar su nombre en el Mundo Talleres porque hoy disfruta del segundo lugar en la Superliga, después de haber vuelto a Primera División tras 12 años.

Otras, tienen relación con aquel joven de que llegó en 2003, procedente de River, con 23 años, a un equipo que se había armado a los patadones, en el que “no teníamos cancha para entrenar, peleábamos la permanencia y hacíamos huelga porque no nos pagaban”. Talleres fue un trampolín para su carrera ya que volvió a Arsenal (ganó dos copas internacionales: la Su-damericana 2007 y la Suruga Bank 2008) y también al “Millo” para tener más continuidad.

Hoy, con 37 años, aparece en su mejor momento, como Pablo Guiñazú (de 39), con quien lleva adelante al grupo y al sueño de clasificarse a las copas. Un objetivo que pactó con la directiva ya en 2016, cuando decidió regresar, luego de ser convencido por el presidente Andrés Fassi.

“La experiencia hace que vivas distinto el fútbol y el día a día. Trato de disfrutarlo porque cuando me tocó venir acá en 2003 era un chico que venía a sumar minutos. La verdad es que trato de disfrutar el día a día. Tengo 37 años. La carrera del futbolista tiene un final y yo sé que estoy en ese tramo final”, admitió.

–¿Hay Gandolfi para un rato más? –Sí, pero todos sabemos que todo tiene un fin. No estoy diciendo que estoy pensando en retirarme, pero es normal lo que digo. Con 37 años, uno ve las cosas de otra manera y trata de disfrutar del fútbol. Algo que muchas veces no se puede hacer.

–¿Será acá el final? –Voy día a día. No hago contratos más allá de un año. Soy un agradecido al fútbol y le tengo mucho respeto. El día que no me sienta bien diré: “Gracias”. Y estrecharé la mano con quien esté de presidente. Hoy es Fassi o con el que sea. No me gustaría faltarle el respeto al fútbol que me dio tanto.

–¿Cómo es tu lógica? –Doy al ciento por ciento en cada entrenamiento para llegar bien al partido. No sé si es mi mejor momento. Trato de que mis prácticas y partidos sean los mejores momentos.

–Quintana sintió la confianza para salir jugando en dos oportunidades ante Banfield. ¿Vos cómo la sentís? –La experiencia hace que manejes situaciones de distinta manera. Quintana es bueno, distinto a todos. Arranqué jugando con él y, luego, siguió Juan (Komar) por lesión. La competencia interna es muy alta. He jugado con línea de cuatro y de tres, sobrando o no. Me acomodo al esquema. Cualquier detalle hace que estés afuera o adentro de la cancha. Tratamos de bajar línea. Tenemos un plantel joven que escucha. Para los que somos más grandes, ayuda mucho.

–En el vestuario, ¿se habla de ilusión o de campeonato? –Estamos ilusionados porque esperábamos hacer esta campaña. Por el plantel que tenemos. Ahora, sería un error pensar en algo que no está hoy en día a nuestro alcance. Hay que seguir con los pies sobre la tierra. Eso es lo que nos dio hoy tener la posibilidad de tener nuestro primer objetivo. Ante San Martín de San Juan enfrentamos a un equipo que intenta jugar y llega con mucha gente al ataque. Si sale de esa manera, puede llegar a ser un partido abierto. Veremos cómo se da todo el domingo.