El técnico Kudelka no pudo disimular su malestar por el penal fallado por Junior Arias, por la segunda caída seguida de local y por “otras cosas” que no señaló.

Quien conozca un poco a Frank Kudelka no afirmaría que su “calentura” de ayer tuvo que ver sólo con el penal que Mariano Andújar le contuvo a Junior Arias y el polémico episodio previo que lo rodeó. El DT de Talleres no es de quedarse sólo en la anécdota y trata de no perder de vista el contexto.

Y si bien el penal errado fue determinante para la derrota de Talleres, conceptos suyos en la conferencia de prensa posterior al partido refrendarían que su bronca pasó también por otras cuestiones, que es probable tengan que ver con el secreto de vestuario.

De los últimos 12 puntos que disputó, Talleres sólo sumó 4, perdió sus dos últimos partidos como local, se acentuó su déficit a la hora de definir y si bien el equipo no resigna su idea de juego, habría otras cuestiones que el DT, como conductor y responsable del grupo, conoce bien por estar en el día a día y que, por otra parte, no tiene por qué “ventilar” en público.

Cuando se le preguntó por la reiterada falta de efectividad de la “T” para concretar en la red, dejó una respuesta que abrió varias ventanas para el análisis: “Tengo que pensar en otras cosas antes”.

Esas “cosas”, seguramente futbolísticas más que de otro orden, son internas del grupo y el DT sabrá en qué circunstancias, ámbitos y con quienes evaluarlas. Pero ayer fue inso soslayable la circunstancia del penal que el uruguayo Arias marró a los 8 minutos del ST, cuando la “T” perdía 1 a 0 y no encontraba la llave para abrir el partido. “Lo hablaremos donde corresponde”, respondió algo cortante y si extenderse más.

¿Que pasó en esa jugada? Abal ya había sancionado el penal a Leo Godoy que todo el Pincha discutió. El encargado de ejecutarlo era Lucas Olaza, pero Arias se le acercó y se lo pidió. Su compatriota aceptó y Kudelka comenzó a gritar desde el banco, haciendo con los dedos la seña del “6”, el número de casaca del defensor. En la transmisión televisiva, el cronista de campo dijo que el DT había gritado: “El que da las órdenes soy yo”. Esa expresión no se escuchó en el audio y fue desmentida por uno de sus colaboradores más cercanos.

Pero lo más extraño pasó en vestuarios, al final del partido. Uno por uno los jugadores cruzaron la zona mixta sin hablar, cuando siempre lo hacen, sea cual fuere el resultado que obtengan. Corrió la versión de que Kudelka se había enojado y pegado algún grito, pero todo quedó en rumor. Quien lo conozca un poco, sabe que trata de que la bronca nunca lo supere.

Sólo hablaron, en el playón del Kempes, más por insistencia periodística que por ganas, Olaza y Arias. “Fue raro, porque yo estaba designado para patearlo. Junior me lo pidió y yo, para darle confianza, se lo dejé. Estoy seguro de que si no lo erraba, no estaríamos hablando de esto”. A su turno, Arias dijo: “Quería sacarme la mufa del partido contra Arsenal. Siempre pateé penales y en un equipo tan importante como Peñarol de Montevideo. Como era suplente, el encargado era Lucas. Se lo pedí. Me tenía confianza y él me la tuvo. Lo erré. Ya está”.

A muchos le vino a la mente la imagen del penal que, hace un año, en el Kempes, contra Arsenal, Pablo Santillo le atajó a Gonzalo Klusener, quien quería marcar su gol “50” y le pidió a Sebastián Palacios que se lo permitiera patear. O el que Olaza convirtió contra River y debía ejecutar Torres. En la “T”, no es una situación nueva.