Mano a mano con Día a Día. El capitán de la T regresa al equipo titular este domingo ante Vélez y habló de todo, además de porqué lleva un tatuaje del rey de Esparta Leónidas en su brazo derecho.

Leónidas, rey de Esparta, es también objeto de un culto heroico en el brazo derecho de Pablo Guiñazú. El monarca que murió junto a sus 300 (reflejado en la película sobre esa historia) está ahí, tatuado en la piel del Cholo. Pero el capitán de Talleres, en una charla mano a mano con Día a Día, se despoja de la idea primitiva de la “guerra” y la asocia a la lealtad de los peleadores, al ir al frente sin importar el cuándo, el cómo o el porqué. Y el fútbol es eso. No una guerra. Pero sí el sentimiento romántico de la pelea por el compañero y por uno mismo.

“Yo siempre fui un fanático de las historias de gladiadores, luchadores. Pero me gustan los mensajes. El hombre si no está o si vuelve después de un tiempo hay códigos para con él que son de sus guerreros y es un mensaje que no se explica con palabras, por la lealtad de los guerreros para con el líder y al revés”, lo cuenta Guiñazú.

Mientras habla de guerreros y de batallas, el Cholo se relaja preparando el mate. En el borde del mismo luce su apodo y los nombres labrados de sus hijos Lucas y Matías. Gladys, su mamá, como manda la hora de la merienda, acerca un plato de galletitas. “Jaaaa, mirá la Gladys como te pone un pase en profundidad. Mirá cómo se nos anticipa a la jugada”, dice riéndose el nene. Y ella agarra el lampazo y se pone a pasarlo en un salón contiguo al comedor de una coqueta casa. “Yo disfruto mucho de eso”, dice el capitán de la T señalando a la pantalla.

–Es enorme esa pantalla Cholo…
–Sí maestro, es hermosa, pero yo te hablo de eso de la Europa League, de la Champions, de la Libertadores. Yo disfruto de eso, todos los días. No duermo siesta. Yo miro partidos…

Es elocuente que su mejor arma, a los 39 años, es su cabeza. Es el reservorio de una anterior vida ancestral, plagada de batallas, de peleas y de conquistas. Y así lo vive.

“Ellos no preguntaban cuantos eran los otros, ellos decían: ‘vamos’. Y eso a mí me encanta”, agrega el 5 de la T. La historia del tatuaje viene por ahí y para tapar otro que era el rostro de su primer hijo Matías. Cuando creció Lucas (su segundo hijo) le preguntó: “¿Y el mío dónde te lo vas a hacer?”. Y el Cholo, justo como es y por “falta de espacio” lo resolvió trasladando los nombres de ambos, uno en cada brazo y Matías le dio el visto bueno. “Ja, los hijos tienen sus personalidades y aproveché Leónidas que me encanta”, completó.

–Como Leónidas, ¿se piensa en todas las batallas que vendrán?
–Nosotros somos futbolistas y algunos dicen ¿qué tiene que ver? Siempre he tratado en ayudar a que el grupo esté en el camino correcto, para ser un vencedor. Y no se trata de levantar trofeos, se trata de ser un vencedor en el día a día, en ir conociendo al compañero y jugarse la cabeza por el compañero.

–El plantel que ascendió a primera dio quizás una muestra de eso…
–Increíble. Que se entienda, hoy hay un grupo maravilloso y nos estamos conociendo. Pero ese grupo que ascendió a primera tenía química, mística y te da gusto. ¿Y porqué no tratar de que eso se estire por años?

–Sos la primera imagen del club, por el valor del compromiso.
–Mirá, soy un agradecido, creo que el club busca mostrar eso y enseñarnos, inculcarnos eso, es muy lindo. Me pasó muy pocas veces en mi carrera de estar en un club y que luche para inculcar eso en todos y es difícil. Y eso contagia.

–Ganar o morir, hablar de “guerra” es una locura en el fútbol, pero el sentido es muy romántico.
–Es una guerra en el buen sentido de la palabra. Es más una frase pero rescata la esencia. Lo decimos en otro sentido y está mal interpretarlo de otra forma.

–¿Volvés al torneo más con la idea de esa batalla personal?
–Me gusta esa palabra, batalla. Siempre me gustó. Creo que todo el grupo está muy bien y hambriento por una batalla.

–La eliminación en la Copa y la derrota ante Godoy Cruz ¿cómo tomás el arrancar la temporada ya con algunas heridas?
–Me encanta (risas). Está claro que uno quiere ganar siempre, pero cuando te dan un cachetazo hay que aprender. Te hirieron y tenés que seguir, agarrar la espada, el escudo y darle para adelante que estás defendiendo a los que están atrás y no te podés caer. Está claro que puede venir un luchador que te va a hacer tac-tac y esto es como una película en la que te podés volver a poner de pie.

–¿Talleres tiene armas de las que prescindió?
–Hay que ser autocríticos y no de la boca para afuera. Es culpa exclusiva nuestra. Esto te tiene que doler, no te tiene que tirar para abajo. El dolor es el que te enseña. Si te tirás para abajo te metés solo en un lugar que no estás acostumbrado. Ahora, que te duelan las cosas creo que ahí las podés sanar rápido.

–¿Y Talleres tiene con qué?
–Yo creo que sí, estoy convencido que sí. Es un gran desafío porque de la boca para afuera yo te digo que vamos a pelear la Libertadores, muy lindo parece, pero tenemos que estar dispuestos en cuerpo, alma, sacrificio para entregar todo y tener la po-si-bi-li-dad para pelear por esas cosas. Creo que estamos dispuestos a pagar un precio muy caro y eso es lo que me motiva.

–¿Se siente en el grupo?
–No es fácil. Pero hay muy buenos valores como Javi (Gandolfi), Mauri (Caranta), Fer Godoy, Juancito (Komar) con la edad que tiene, son animales, bestias de seres humanos, de jugadores. Así se facilita todo.

–Tu grito de guerra (en la sesión de fotos) dice que no es sólo ir a batallar, se ve tu felicidad por seguir jugando, por estar en actividad.
–Estoy muy bien. Tenemos que ser personas honestas y si renové y me quedé es porque me siento muy bien. Puede pasar cualquier cosa, pero me siento en condiciones óptimas físicamente y mentalmente. Siento que puedo ayudar desde mi lugar, estoy muy contento. El fútbol es mi otra vida. Yo amo esto, hacer esto. Eso les trato de transmitir a los pibes, claro que jugamos por plata, si nos pagan. Hago lo que me gusta porque amo jugar al fútbol sino estaría tomando mate y prendiendo el fuego todos los días.

–¿Tu vida ha sido así siempre?
–Mirá, cuando paso a la mañana por la Boutique para ir a desayunar paso y siento el olor del césped ¿Viste a la mañana cuando hacés (toma aire)…? Te predispone, te cambia, es una locura.

–¿Sos el Leónidas del vestuario?
–Faaaaaa!!! Jaja, mirá esto quiero que lo pongas. No soy un guerrero, no soy Leónidas, pero sí soy una persona que lucha para tratar de defender a mis compañeros. Me ha tocado pelearme con presidentes por falta de pago, como les ha tocado a otros. Esta gente, los guerreros que yo les llamo de espada y escudo, ¿dónde iban, atrás o adelante? Iban adelante y al frente. Los soldados hicieron historia dando su vida. Pero esto es fútbol, nada más. Yo lo traslado en nosotros. Que quede claro que soy fanático de eso por el mensaje que me deja en lo personal. Creo que es bueno jugarse por uno, por los compañeros, sin nada a cambio. Hay que entregarse y con eso nadie te va a reclamar algo. Y quiero perfeccionarme en estar siempre al pie del cañón.

–Bueno, entonces estás sentado en el vestuario y entra Leónidas. ¿Qué hacés?
–Le doy un abrazo de oso y le digo al oído ¿para dónde vamos?