Guiñazú cumple 21 años seguidos de pretemporadas. Avisó que quiere seguir mejorando y que el objetivo es entrar a una Copa.

Asegura a quien quiera escucharlo que nunca pensó en llegar a los 38 años –cumple los 39 el 26 de agosto– y estar haciendo otra pretemporada. Perdió la cuenta de todas las que hizo, pero sigue guardando recuerdos de cada una. Uno lo mira a los ojos y percibe que lo siente porque se iluminan y conectan, de inmediato, con esa sonrisa que no se le sale de la boca. Tiene la ilusión de un pibe que está por hacer su primera pretemporada y lo “tunean” con esos raros cortes nuevos.

Hasta en eso Pablo Guiñazú sigue dando ejemplo. Es imposible que los jugadores más chicos del plantel no se contagien de él, cuando lo escuchan declarar, como lo hizo ayer, en la Boutique, tras su primer día de trabajo después del receso que lo llevó a descansar con su familia en Brasil: “Hacer una pretemporada más me hace muy feliz”.

Ese que hablaba era un “Cholo” auténtico. Cuesta encontrar en el fútbol superprofesional un jugador que, a su edad, disfrute y se motive tanto con el día a día, con cada práctica, en cada charla antes durante o después de cada fajina, que entienda al fútbol como una excusa para ser feliz.

Y así como los años le enseñaron a correr con inteligencia la cancha, a estar 10 segundos adelantado a la jugada y a dosificar los descansos aún en la intensidad y el fragor del juego, también a conocer cómo se trabaja en una pretemporada moderna porque le tocó hacer aquellas en las que un triple turno lo molía.

“Mi desafío es día a día, para estar a la altura de todo lo que significa este club, que me abrió las puertas desde que llegué y que ahora hasta me renovó el contrato. Tengo casi 39, pero voy a seguir poniendo la vara más alta”, señaló en la charla con Mundo D.

–¿Cuesta arrancar una pretemporada a tu edad?
–Hay jugadores que paran por completo porque son vacaciones. Pero algunos, como yo, los más grandes, empezamos a movernos antes. El paso del tiempo me enseñó que no puedo llegar a una pretemporada crudo, como para no sentir tan fuerte el cimbronazo. Por suerte uno ya conoce su físico. Después uno empieza a trabajar duro y a disfrutar porque es la base para lo que viene. Estar bien en lo físico es lo que te mantiene vivo, y significa el 60 por ciento de la carrera de un futbolista. Hay que mentalizarse y transformar en alegría los momentos más complicados, porque estas pretemporadas también los tienen.

–¿Con qué animo empezás esta que los llevará a Salta?
–Siento mucha alegría. Si me preguntaban antes, no pensaba que llegaría a los casi 39 años jugando al fútbol y haciendo una pretemporada. Siento mucho orgullo por hacerlo en Talleres, un club bárbaro y que no para de crecer. Mi desafío es el día a día, estar a la altura de todo lo que significa este club, que me abrió las puertas desde que llegué y que ahora hasta me renovó el contrato.

–Habrás perdido la cuenta de cuantas pretemporadas hiciste en tus 21 años de profesional. ¿Qué enseñanzas te dejaron?
–Yo tuve la suerte, desde que era joven, que los jugadores con más experiencia me enseñaron que una pretemporada bien hecha sirve para estirar más años la carrera. Las trato de hacer al límite, porque si no después, cuando jugás un partido como los actuales, tan intensos y con tanto rigor físico, a los 10 minutos te sentís cansado. Yo le doy mucha importancia a eso y trato de transmitírselo a los jugadores, especialmente a los más chicos. Hacerla al límite y sin guardarse nada, es excelente.

–¿Te acordás de la primera?
–Sí... ¿cómo no me voy a acordar? Ya pasaron 21 años. Fue con Newell’s, en Mar del Plata, en 1996. En aquella época todavía hacíamos tres turnos. Nos levantábamos a las seis y media, salíamos a correr, luego desayunábamos, a las 11 al gimnasio y a la tarde hacíamos pelota. A los tres o cuatro días no nos podíamos mover del dolor. Y eran pretemporadas de tres semanas, de concentraciones largas. Yo era muy feliz con eso. Todas me dejaron enseñanzas. Estar en una más me hace muy feliz. Además, es una responsabilidad muy grande y la mochila es cada vez más pesada. Tengo que compartir un vestuario con jóvenes que están empezando y marcarles un camino a seguir, dejarles algo.

–¿Es la primera en Salta?
–Me tocó ir para jugar partidos, en el verano y nos quedábamos un par de días. Es un lugar muy lindo y el hotel donde estaremos, según me dijeron, también (el Hotel de la liga salteña).

–¿Es cierto que recomendaste al Inter de Brasil que contrate a “Bebelo” Reynoso?
–En eso no me meto. Si algún conocido que es técnico me pregunta y yo puedo responder, por supuesto, bienvenido sea. Yo soy jugador. No sé de dónde salió esto, supongo que fue porque mi familia vive en Porto Alegre y yo jugué ahí. Ni siquiera voy a la cancha de Inter. Jamás fui a ver un partido después de que dejé el club.

–¿Te vas haciendo a la idea de que quizás no juegues más con él y Sebastián Palacios?
–Yo hago mucha fuerza para que las cosas le salgan como ellos quieren y el club salga beneficiado. Por supuesto que no quiero que se vayan porque son grandísimos jugadores, nos ayudaron muchísimo y tienen por delante demasiado para crecer. Pero es el futuro y la vida de cada uno. Tienen que hacer su camino.

–No seguirá Leonardo Gil, que era tu ladero ideal. Será un desafío para vos.
–Creo que todos vamos a sentir la falta del “Colo”. Es un jugadorazo y estuvo en todos los partidos. Pero siempre digo que acá no hay nombres que valgan, ni Guiñazú, ni Gil, ni Reynoso. Lo que importa es Talleres. Y el profe (por Kudelka) deberá elegir a los mejores jugadores para cada partido. Ahora se viene una pretemporada intensa y corta, los chicos que vendrán serán bien recibidos.

–¿Te quedaste con ganas de algo más en el último torneo?
–Seguro. Hay que seguir elevando la vara y mejorar los resultados, porque deberíamos haber terminado un poco mejor y quizá entrando a una copa, que será el próximo objetivo. Voy a dar mi granito de arena para que la próxima campaña sea excelente. Este club me da incentivos diarios para seguir metiéndole. Tenemos que tener una competencia interna leal y sana, para que termine jugando el que mejor esté.