Esta vez será Talleres-Belgrano. Y en un contexto albiazul, Frank Darío Kudelka insistirá: podrá cambiar hombres, pero no estilos. De no jugar Emanuel Reynoso, ubicaría a Nicolás Giménez en su lugar, en otra demostración cabal de que la propuesta de Talleres está por encima de hombres y circunstancias.

La probable ausencia de “Bebelo” es una de las connotaciones de las tantas especiales que siempre se presentan en el clásico mayor del fútbol cordobés.

Otra dato importante es que después de aquel empate del 15 de abril pasado, el mes posterior de competencia ha vinculado a los dos equipos más con la adversidad que con las alegrías.

Una diferencia sustancial es que esta vez Belgrano llega precedido de una victoria. Fortalecido en su ánimo aunque en deuda en su campaña global. Sebastián Méndez y sus jugadores van mostrando el perfil que mejor se adecua a su árida realidad. Penúltimo en el certamen, aún después del festejo en Liniers, los celestes han entendido que las uñas y los dientes apretados son los mejores recursos para cazar cada punto en juego.

Esa actitud tuvo en el clásico de abril pasado y probablemente la acentuará esta tarde. Esta vez ya no cargará con la obligación de asumir un mayor protagonismo por su condición de visitante. No resultará extraño verlo abroquelado en sus líneas, intenso en la presión en el medio campo, dejando poco espacio para la labor de su rival y con un ojo puesto en el contraataque, la alternativa a utilizar si es como se prevé Talleres asume la iniciativa desde el comienzo del encuentro.

Habrá que ver cómo Talleres asimila la ausencia de Reynoso, un hombre rico en matices y con una buena cuota de desequilibrio con la pelota en sus pies. En ese sentido, Giménez tendrá que enfrentar su propia inactividad y deberá hacer un esfuerzo de creatividad para acercarse al mejor nivel de su reemplazado. Si eso se produce el juego fluirá desde él, y se extenderá desde Guiñazú y “el Colorado” Gil hacia adelante.

Ese es el panorama más previsible que podría envolver al clásico. Lo demás puede tener los incidentes propios de cualquier partido: un gol bien de madrugada, una expulsión en los primeros minutos, una lesión prematura podrían distraer o afectar la planificación original de cada entrenador y modificar el curso del partido.

En busca del juego

El otro aspecto a tener en cuenta es insoslayable y es el valor agregado que todo espectáculo de este nivel debería tener: la jerarquía de los principales futbolistas. O lo que es lo mismo, la imprescindible aparición de los hombres más lúcidos de los dos equipos para elevar el nivel del acontecimiento. Márquez, Suárez, Melano, Guiñazú, Gil, Giménez o Palacios son las herramientas de las que se puede valer el trámite para tornarse más atractivo.

De ellos saldrá el brillo en el estadio Mario Kempes; aunque es innegable que el esforzado aporte de los demás tendrá tanto o más valor cuando, como siempre en estos casos, están en disputa mucho más que tres puntos.