A las 18. En el domingo de Pascua, la “T” recibe en el Kempes a Patronato con la misión de ganar y arrancar, de una vez por todas, una seguidilla victoriosa que lo saque de la zona del descenso.

Sin margen para más dilaciones, Talleres necesita, en consonancia con la celebración de hoy, que esta tarde sea su Pascua de resurrección. Cuando a las 18 reciba al Club Atlético Patronato de la Juventud Católica – tal el nombre oficial del club de Paraná, fundado en 1914 por el Padre Bartolomé Grella –, la “T” deberá afrontar una misión con mucho de terrenal, pero cuasi milagrosa a juzgar por su agobiante situación con el descenso: ganar el primero de los siete partidos – de nueve que le restan disputar– que lo podrían mantener en la B Nacional.

Un regreso necesario. Será el de Juan Ignacio Sánchez Sotelo. En el partido de la 13ª fecha, en Paraná (Talleres perdió 1 a 0), fue titular y estuvo muy cerca de convertirle a Sebastián Bértoli, uno de los mejores arqueros de la categoría.

Se trata de un desafío impostergable porque los márgenes se le acortaron al máximo. No vencer hoy, lo obligaría a protagonizar una cruzada de resultado incierto e improbable.

Conseguir una seguidilla de triunfos fue, para la “T”, una tarea casi imposible en lo que va de la temporada. Sólo logró meter tres seguidos en el albor del torneo, cuando le ganó a Sportivo Belgrano, Gimnasia de Jujuy y San Martín de San Juan, en las fechas 6 ª, 7 ª y 8 ª.

Mientras no gane un partido y despegue de una vez por todas, su destino parecerá más atado a San Expedito, el patrono de las causas urgentes e imposibles, que a su intención. De los últimos 15 partidos que jugó, sólo triunfó en uno ( frente a Ferro, 3-1, en la 30 ª fecha).

Que Talleres mejoró mucho en su rendimiento futbolístico desde que asumió Jorge Ghiso está fuera de toda discusión. Mereció ganarles a Defensa y Justicia y a Instituto, algo que reconocen propios y extraños. Pero su única victoria llegó en la Copa Argentina – clara y merecida frente a Sarmiento– y fue para un torneo que no le aumenta el coeficiente para esquivarle al descenso.

Es hora de que los merecimientos, la mejoría en el juego, el envión anímico positivo y los goles que marcó frente al equipo de Junín, con un equipo alternativo, se plasmen en el campeonato de los porotos gordos.

De nada sirve estar primero en el torneo de los méritos, pero seguir hundiéndose en la tabla del terror y avizorando como cada vez más próximo el infierno del Argentino A tan temido.

A Talleres le llegó el tiempo de ganar o ganar. Si se puede jugando bien, mejor. Siempre el triunfo será más factible así. Y si no, deberá hacerlo apelando a la vergüenza deportiva y al plus que todo jugador profesional debe mostrar cuando la mano viene cambiada.

Un pleno a “Juani”. A contramano de lo que se especulaba, Ghiso decidió ayer que el reemplazante del goleador Gonzalo Klusener (suspendido) sea Juan Ignacio Sánchez Sotelo y no Juan Manuel Tevez. “El Búfalo” marcó un gol frente a Sarmiento, jugó bien y parecía una fija, pero “Vitrola” optó por curar en salud a “Juani” – postergado por su mal rendimiento, peleado con el arco y en una racha adversa– del único modo que puede hacerlo un goleador: jugando.

Además, le dará a Ezequiel Barrionuevo el lugar como titular que se ganó en la cancha frente a Instituto y a Sarmiento. Se ubicará en la banda derecha del medio, con la indicación de llegar al arco rival junto a Diaz, Pavón, Álvarez y Sánchez Sotelo. El resto del equipo será el mismo que viene de igualar 1-1 el clásico contra Instituto.