El exfutbolista continuará con su cargo de entrenador de arqueros del primer equipo junto al cuerpo técnico de Rubén Forestello. Su trabajo es muy valorado en el club albiazul.

“En el próximo cuerpo técnico de Talleres, continuará Gustavo Irusta y sumaremos un preparador físico de acá”, decía Rodrigo Escribano, presidente del Fondo de Inversión de Talleres, antes de que se designara a Rubén Forestello como sucesor de Arnaldo Sialle. Y así fue, “el Yagui” ganó la elección y entre su cuerpo de colaboradores (César Bessone es el preparador físico y Christian Zárate su ayudante de campo) aceptó al exarquero, mientras que Héctor Chazarreta (se alejó del club) y Víctor Heredia (se fue a la cuarta división) corrieron otra suerte.

“El Mono” se transformó en una pieza importante dentro de la estructura deportiva del club. No solamente entrena a los arqueros sino también confecciona los informes para los entrenadores de turno y para la secretaría técnica del club. Van un par de anécdotas para ejemplificar. Cuando Sialle se lesionó, se recostó en Adrián Navarro (el PF) y también en Irusta, quien durante varios partidos vía celular recibía las instrucciones de Sialle y se las trasladaba a Chazarreta. “Hablo mucho con Irusta y con el ‘profe’ Adrián”, decía “Cacho”.

En cuanto a la inteligencia de los rivales, quedó de manifiesto en la Copa Argentina, en la definición por penales en la que Talleres superó a Sportivo Belgrano y pasó a octavos de final. Tras atajar el penal a Juan Manuel Aróstegui, el arquero Diego Aguiar dijo: “El trabajo de inteligencia lo hizo Irusta. Me pasó un papelito como en la definición por penales de Alemania con Argentina en el Mundial 2006. Estaba todo, hasta la forma en la que patearían. Sólo nos faltaba saber el último, de Verino”.

¿Una más? Data de 2010, en el primer año de Talleres en el Argentino A. Ignacio Anívole fue el encargado de revelar la historia secreta de un tiro libre suyo que se le escapó a Rubén Del Olmo y se convirtió en el primer gol de la “T” ante Racing. “En la entrada en calor, ‘el Mono’ (por Gustavo Irusta, el entrenador de arqueros del equipo) me dijo que había agua en el área y que si me tocaba un tiro libre, lo pateara a ese sector. Le hice caso y por suerte salió bien. La pelota hizo patito y se le escapó al arquero”, relató el volante de la “T”.

“Soy un tipo de perfil bajo”, dice “el Mono”, cuando le piden una nota. “Es bueno saber que se puede ser útil en un club como Talleres. El ascenso fue muy bueno”, agrega Irusta. El día de las 62 mil personas en el Kempes ante San Jorge de Tucumán fue el segundo ascenso que tiene con la “T”. El primero fue en 1994 ante Instituto, en el marco de una campaña de una gravitación probada y en el equipo dirigido por Daniel Willington-José Trignani. “¿Qué pasa que no saludai? Me tiraste al bombo varias veces”, le dijo “el Loco”, días pasados cuando se cruzaron en la Boutique. Y ahí, Irusta se sonrió.

“El Mono” había llegado de Independiente y su apellido tenía tradición de arquero. Es sobrino de una gloria de San Lorenzo como Agustín, del que heredó el apodo, e hijo de Rolando, quien dejó su huella en Huracán de Parque Patricios y en Lanús.

Irusta empezó a ganarse un lugar en el Mundo Talleres en la década del ‘90, en Primera atajando penales (tres, el más recordado a Roberto Carlos “el Diablo” Monserrat, en 1992, en un 0-0 con la “B”) y por el ya mencionado ascenso en 1994 (contra Instituto). Cuando se retiró, Irusta se abocó al trabajo de entrenar arqueros.

Hasta Diego Pozo se acordó de él cuando fue convocado al Mundial de Sudáfrica y le agradeció por su paso en Talleres. “Fue muy bueno su trabajo. Me hizo mejorar varias cosas”, contó Pozo. “No me gusta figurar”, dice “el Mono”. El día del ascenso a la B Nacional, Irusta subió un ratito al ómnibus descapotable y luego se bajó.

Ficha. Nació en Azul (Buenos Aires) el 31 de enero de 1969. Surgió en Independiente, pero sólo jugó 4 partidos oficiales. En 1992 llegó a Talleres y con los albiazules jugó hasta 1995, con 105 partidos y 118 goles recibidos. Luego actuó en Platense y San Martín de Tucumán.