Juega el Lobo. Juan Sánchez Sotelo estuvo en Día a Día y se divirtió con los hinchas en la web. “Disfruto de la presión de jugar en Talleres”, dijo el goleador albiazul.

Está transpirado. Todo mojado. Agitado. Pero es la madrugada en Córdoba. Y no está en la cancha. Juan se acaba de sentar en la cama. Mira a Daniela, su novia, dormida. Piensa en el gol que acaba de errar. No lo puede creer. Aunque haya sido un mal sueño. Una pesadilla. Piensa que debió entonces amagar y patear. Y se levanta al baño a tomar unos sorbos de agua, pensando entonces en el gol que acaba de desperdiciar. Mueve la cabeza como si hubiera pasado de verdad. Y se vuelve a acostar. Talleres le quita el sueño. Lo desvela. Lo saca de la “normalidad”. Porque siente que está en un equipo grande y entonces está dispuesto a redoblar sus ambiciones en Córdoba. “Es muy grande este club. La gente, los hinchas. Es impresionante todo lo que genera. Vas a comer a algún lugar y la gente te reconoce. Te para, te pide una foto. Y te alienta. Disfruto de la presión de jugar en Talleres”, cuenta en el chat con Diaadia.com.ar.

Las preguntas y los saludos no paran de entrar en la web y el Lobo sonríe, con timidez. Ya pasó lo peor: las fotos. “Pará, no me mates con las fotos, no me escraches así”, dice el delantero de Talleres. Mientras, Nicolás Bravo le muestra lo que están produciendo. Y se ríe, otra vez. Le dice que no importa, que saque.

Juan Ignacio Sánchez Sotelo es el hijo de Luis (aquel defensor de Boca y Platense), el hijo de Viviana y el hermano de Agustina. La que lo hará tío, pronto. “Estamos cerca, en un mes, capaz que viene para las fiestas. Quiero ser el padrino de Vito”, dice con cierto aire de ternura. A los 26 años, el Lobo no es tan feroz en algunos ámbitos.

Como en casa, donde Daniela, su gran amor, igual le dispara sin piedad: “Eso que hacés es una empanada”. Claro, el Lobo cuando festeja los goles hace la seña de la letra “D”, pero su novia lo “liquida” y él sólo se ríe: “Es ella la que lleva la cinta de capitán en casa, ja”.

El delantero albiazul está contento con la movida del videochat en Día a Día. “La estoy pasando bien, me la están haciendo fácil, pensaba que era más complicado”, cuenta mientras las preguntas se van apilando. Cecilia Bazán, la moderadora del chat asiente cuando se le recalca un común denominador de la gente: “Gracias Juan, tenés unos huevos bárbaros”.

Juani, o Cachito (como le dicen en casa por ser hijo de Cacho) se encoge de hombros con cierta timidez. Mientras, sonríe otra vez y refuerza esa idea. “¿Sabés qué pasa? Uno tiene que dar todo. Y es lo primero que uno tiene que hacer, después vemos si las cosas salen bien o mal. Pero lo primero es poner, todo”, agrega.

“Talleres puede dar pelea”, dice con seriedad. Le encanta el fútbol. El Lobo mira todo. B Nacional, Primera y hasta fútbol internacional. Y en la charla salta el “tema Messi”. No puede ser que Lionel juegue así, tan lejos del nivel en el que él está, reflexiona. Lo mira a Santillo, con el que comparte la habitación y el 1 le dice que sí, que Messi acaba de hacer esa genialidad.

“Con Pablo vemos todo, hablamos mucho de fútbol de táctica, de planteos, de sistemas. Nos encanta, la pasamos bárbaro hablando y viendo fútbol. Es que uno vive de esto, no puede perder mucho tiempo, tiene que estar atento y actualizarse”, tira.

–¿Y por qué Lobo?
–Ja, ja, Lobo me lo puso Gabriel Roth (ex jugador de la cantera de Talleres) con el que jugamos juntos en Patronato. Como no me afeitaba me empezó a decir el hombre lobo y de ahí quedó. Pero después cuando me fui a jugar a Chile, los periodistas me decían lobo (su cuenta oficial en twitter es @ellobosotelo).

Tuvo experiencias internacionales, un par. Cosas que el fútbol siempre asoma. Sánchez Sotelo arrancó de chiquito en Independiente, después pasó a Racing, luego a River (muy fugaz pero sin experiencia), pero desarrolló buena parte de su carrera en la Academia y en 2010 pasó por Patronato donde no le fue del todo bien. “Che, el otro día me putearon lindo. Algunos hinchas se acordaron de mí, mirá vos, pero bueno”, tira el Lobo con ironía. El delantero se fue a Chile a Deportes La Serena, Rapid de Bucarest y tuvo una nefasta experiencia en el Pescara de Italia. “No sabés lo que fue eso. Había firmado contrato, todo bárbaro. Y al poquito tiempo me di con que la persona que me había llevado había hecho cualquier cosa. Frustrado me salió luego lo de Bucarest. Pero no sabés lo feo que la podés pasar afuera, lejos de tu familia”, cuenta con gracia y seriedad.

Los hinchas albiazules están como locos con Sánchez Sotelo y se suceden las felicitaciones. También las preguntas. Le consultan por sus gustos musicales y el baile. “La verdad que no he ido nunca a un baile. A veces uno tiene que entender las situaciones y que uno es un profesional. A veces no queda otra que dejar la diversión sólo para las vacaciones. Pero escucho más rock, me gusta Guasones, los Rollings. Ojo que con los disck jockey que tenemos en el grupo por ahí me gusta La Barra. Ese es el Pupi Salmerón, pero con Avendaño aparecen canciones más románticas, con otra onda, ja, ja”, dice el Lobo.

“Pupi (Salmerón) y Pata (Avendaño) son dos jugadores que suman mucho al grupo. Que ponen la cara, que son referentes interno, muy buena gente”, dice ya con más seriedad.

Sánchez Sotelo no sabe lo de las señas de la Mona Jiménez, pero le piden un código de letras. “Bueno, trataré de ver si puedo saber cómo es la de Villa El Libertador y si da en algún caso hago la T”, cuenta Juan ante el pedido de promesa de los internautas. A la hora de tirar cosas del equipo, se prende en un buen ida y vuelta. “Nos propusimos mejorar la imagen de Tucumán. Queremos sumar puntos. Talleres puede llegar a 30 puntos, creo, ojalá, lo intentaremos creo que es posible. Si nos lo proponemos podemos cambiar la cabeza”, agrega.

–Lograron ensamblarse, hacer una gran dupla con Klusener.
–Sí, mi juego es más ahora tirarme un poco atrás y tener a Gonzalo de referente. Antes yo venía de una función más de referente y acá tuve que entender que mi posición pasaba a ser de mediapunta y estoy contento con esa posición y por suerte Gonzalo es de esos delanteros que te cierran y definen un partido.

El Lobo saluda, agradece y los hinchas se la devuelven redonda. Está en un buen momento y espera seguir así de derecho. “El lunes contra Huracán tenemos un partido duro, difícil, ojalá que podamos seguir sumando”, concluye.

Dice que se irá a casa, que comerá algo livianito porque a la mañana tiene entrenamiento. Posará la cabeza en la almohada y seguirá soñando. Esto está recién empezando y sabe que tiene más.