Ganó la T. El Matador, sin Sialle (operado), le ganó a Aldosivi 2-0 jugando mejor, con autoridad. Todos felices en el Kempes.

Es que en las malas es así. Cuando el bajón azota en la espalda. Cuando arde el alma por las amarguras, Talleres vuelve a ser ese raro animal que se sabe curar solito. Que sabe cicatrizarse en tiempo y forma. Y eso le pasó anoche. Porque venía tajeado feo. Ni hablar de la semana que le había tocado en suerte.

Esa noticia conmovedora. La lesión de su entrenador. Sialle, rotura de tendón de Aquiles en un fútbol tenis. Increíble. Sale Cacho, entra Chaza. Héctor Chazarreta, ese albañil del fútbol. Un constructor constante. De esos que en silencio saben decir mucho. Con Victor Heredia, los ayudantes de Sialle al frente del equipo. Y la incertidumbre de los tumbos con los que venía este equipo. Que no se puede haber olvidado de jugar a la pelota. Que tiene jugadores. Nombres y hombres.

Talleres le ganó 2-0 a un Aldosivi de Mar del Plata jugando a la pelota en un potrero. El Kempes lleno de pozos después del show de Justin Bieber. ¿Quién? Un muchachito que no sabe nada de tunga-tunga. Pero no importa. Talleres salió a ganar en un campo maltrecho. Salió a no quedarse a mitad de camino. A hacerle la gamba a Sialle, que está operado en Rosario con una pierna enyesada por completo. Mientras el DT estaba en su casa allá en Santa Fe con la radio a la oreja, Talleres salía a jugar por él, por ellos y por vos. Que siempre estás. Pero este Matador que nunca te deja a pata en las más bravas jugó a revalidarse entre tantas nubes, tormentas y chubascos impensados.

La suma de todos los miedos. En líneas generales el primer tiempo que jugó Talleres presentó una mejor movilidad que el rival. Un mediocampo armadito. Aldosivi, en situación de espera, fue bien presionado en el primer cuarto de hora. La T se armaba con toque y salida. Bien los laterales, que intentaban sumarse al medio, buenas diagonales hacia la derecha para Bottino o Cháves.

Un eje claro con Sebastián Navarro. El volante tiene calidad. Y cuando la administra al servicio del equipo se luce más. Es un jugador que tiene pase, buena pegada y lectura. Y, por momentos, sus chispazos encendieron pequeños focos ofensivos.

En menor medida, Díaz acompañó con intenciones. Sánchez Sotelo cruzando y Tevez mandado en punta, consiguieron la explosión final a los 10 minutos. Cuando un pase llovido a la medialuna fue peinado por el 9 y el Lobo Sotelo se encargó de disparar a quemarropa. Talleres tuvo consistencia a lo largo de la etapa y sufrió en pelotas detenidas sobre el área. Descuidos ocasionales que pudieron suponer un empate a los 45. Pero se sobrepuso, después de que Santillo tapó un claro mano a mano y salvó la caída. Aldosivi es de esos equipos que parecen estar condenados anímicamente a revalidarse en la B Nacional. Tiene reacciones momentáneas y tardías. Nada más. La T tuvo un par de contras interesantes, pero no fructíferas. Por eso no pudo ampliar el marcador.

En el complemento, antes de que casi todo comenzara, Agustín Diaz metió un gol de emboque de pool. Sin ángulo en la tronera, la mandó por el primer palo para que chocara en la red del otro costado. 2-0 en el inicio del ST. Final del partido ahí. Aldosivi no hizo más nada, apenas unas reacciones.

El Matador volvió a ser, firme, con convicción, jugando, tocando, sumando. Todos estuvieron otra vez ahí, pensando en este momento y en Cacho. “Fuerza Cacho”, decía un cartel del plantel en la pose inicial del partido. En una pierna, a Sialle sus muchachos le hicieron la gamba. Y el equipo le hizo gamba a su gente. Es que en las malas, Talleres nunca te deja a pata.