La victoria del Matador redondeó una noche soñada para el pueblo albiazul.

El equipo de barrio Jardín comenzó a desandar el juego tras la medianoche, en un Kempes colmado. Pachuca, rival que honró el centenario de la T, vino a hacer lo suyo. Los Tuzos traen una racha de 11 juegos sin ganar, por lo que no se presentó para nada amistoso el choque por la celebración del viernes por al noche.

Talleres le jugó de igual a igual a un rival con otro roce, con otro tipo de competencia. Arnaldo Sialle plantó el mismo equipo que le ganó a Defensa y Justicia el lunes pasado por 3-1. El Matador, con orden y concentración, se le plantó bien a los Tuzos.

La única vía de juego que mostró el rival fue por medio del Hachita Ludueña, tratando de triangular siempre. Pachuca dejaba esa sensación de que cada ataque era una luz amarilla en el área albiazul. Pero aguantó bien el elenco de Cacho. Con firmeza en el medio, aunque abusando del pelotazo, la primera media hora transcurrió también en chances de Sánchez Sotelo y en una muy cerca de Klusener.

Santillo se lució dos veces también, pero se mostró seguro el 1 de la T. Hacia el final de la etapa, en el último tramo, el Matador siguió mostrando la iniciativa.

Talleres siempre mostró sus intenciones pero fue bien obstaculizado. El equipo mejicano tuvo una fórmula por momento casi eficaz: dejar a Cavenaghi en posición de gol. La tibieza en el traslado evitó que quizás a la T se le colara alguna pelota en el arco. En realidad, sobre el cierre, el Torito tuvo dos muy claras frente a Santillo. La cosa quedó ahí y se fueron pardas al entretiempo.

Para el complemento, el entrenador Arnaldo Sialle cambió todo el equipo. Y con eso, Talleres y Pachuca ya jugaron otro partido.

Igual, arrancaron con la tibieza general de acciones inconclusas. Siguió siendo cerrado el trámite en los primeros 15 minutos. Como si el ritmo quedara establecido en esa inconsistencia. No hubo claras ni complicadas para los arqueros en este tramo.

Hacia el final del partido, el Matador se mantuvo bien parado, impidiendo la llegada del rival. El juego no varió demasiado en su ritmo, con poca intensidad, un empate cerrado que se iba cristalizando con el paso de los minutos. Quedando un tramo de poco más de 15 minutos como para intentar algo, el marcador parecía que sería inamovible.

Los ultimos minutos, con algunos hinchas que ya habían dejado las tribunas, entregaron a un Pachuca que llegó con más peligro. Un remate en el palo salvó la caída de la T, incluso Trulls en un mal despeje casi la mete en contra.

En el último tramo del juego, a los 41m, Juan Tevez recibió en la medialuna y ante la salida del arquero rival facturó el 1-0 y fiesta total, completa para un Talleres que redondeó una noche inolvidable en el Mario Kempes.

La locura bajó pintada de azul y blanco. Y así se fue una noche histórica, con un triunfazo sobre Pachuca de México.