Si los grandes pensadores, cerebros de nivel intelectual elevado que componen el comité ejecutivo en materia de seguridad de AFA piensan que habilitando los estadios sólo para ingreso de socios y eliminando la presencia de hinchas visitantes van a conseguir armonía y erradicar la violencia en el fútbol, deberían repasar más las informaciones infaustas y adentrarse más en el mundo de los clubes para saber que se trata de un vulgar mamarracho. Dos partidos con socios locales no sólo perjudica la convocatoria de algunas instituciones que buscan hacer una diferencia en materia recaudatoria recibiendo a los equipos grandes, sino que es sabido que la mayoría de los barras cuentan con carné y aprobación dirigencial para serlo. Además, desde hace un largo tiempo que los problemas y el flagelo de la violencia no se trata de peleas entre barras de clubes distintos, sino que, de manera insólita, los últimos lamentables episodios datan que son internas entre las propias hinchas, por ansias de poder.

¿En qué estaban pensando los dirigentes? Cada vez hacemos un fútbol para pocos. Porque primero se organizan los encuentros con público local, y después, se elimina la venta de entradas, cuando se sabe, los barras no compran localidades y tienen asignados carnets para votar y deambular por las instalaciones del club. Con la venia de la dirigencia, claro está. Rencillas internas, luchas entre propias facciones de un mismo club por poder, sin importar si es de gran convocatoria como Boca o River, o de escasa concurrencia como Deportivo Merlo, los barras cuentan con “fueros” porque incluso son socios, y también a los que se debería apuntar para prohibirles asistencia. Se le otorgan todas las facilidades. Paga el hincha común. Boca llega a Córdoba y mucha gente, no solo de Belgrano, se quedará con ganas de ver al “Xeneize”. Los barras asistirán igual: en materia de seguridad, sabido es que se mira para otro lado para esquivar el eje de los inconvenientes. Y con determinaciones de esa naturaleza, la violencia no tiene protección para explayarse.