Un ascenso que se gestó desde abajo
Luego de tres temporadas en el Argentino A, la cuarta fue la vencida y logró el ansiado objetivo.
Aprincipios de enero pasado y con el objetivo de meterse entre los seis primeros de su zona que pasarían al undecagona l, Ar na ldo Sia l le y un plantel reforzado por el zaguero Aníbal Medina (vino para suplir al lesionado Ezequiel Brítez) y el lateral volante Nelson Benítez, se fueron de pretemporada hacia Arroyo Seco.
Ya había pasado la primera porción del torneo y las zozobras de aquel arranque titubeante, que tras el primer triunfo frente a Alumni por 1 a 0, en el Kempes, llevaron al capitán Javier Villarreal, fastidioso, a declarar, “Cuando ascendamos, se van a callar la boca”, en respuesta a algunos hinchas que lo habían insultado.
El Fondo de Inversión cumplió el desafío de traerle a “Cacho” los jugadores que pidió para reforzar la defensa, el sector más endeble de su equipo. Medina venía de un club amateur como San Jorge de Tucumán y era casi un desconocido en Córdoba. Y Benítez arrastraba un año de inactividad.
Por lesiones, inclusive en la misma pretemporada, casi no jugaron el resto de la Primera Fase. Benítez la llevó mejor porque logró continuidad en el undecagonal, pero Medina recién pudo jugar sobre el cierre del reducido.
Sin embargo, el equipo terminó clasificando al reducido con tres fechas de antelación. Y lo hizo como el mejor en lo numérico, más equilibrado en lo futbolístico, con un notable poderío goleador en la dupla Olego-Klusener y una evidente mejoría en su rendimiento defensivo, con el afianzamiento de Nievas y Bazzi como centrales.
Fue una prueba cabal de las ventajas de disponer de un plantel numeroso y con variantes, que pudo afrontar dos campeonatos al mismo tiempo y darse el lujo de eliminar a Belgrano de la Copa Argentina, con un mix de titulares y suplentes.
Anoche la “T” ganó el reducido, pero aquellas palabras de “Villa” siguieron flotando como un eco rumoroso de lo que le costó al plantel parir este anhelado regreso ala B Nacional.