“Nuestros goles suceden cuando los evitamos”. La frase, tan paradójica como válida, fue acuñada por uno de los defensores de Talleres cuando salió del vestuario del Estadio Vergara, a poco de consumado el empate en un tanto ante Deportivo Maipú de Mendoza. La bronca duraba porque el tanto de Ricardo Bernay había llegado a siete minutos del final y privaba a Talleres de una victoria por la que había hecho lo suficiente y que empezó a perderse cuando el goleador Klusener (la tercera en la temporada) dejó al equipo con uno menos. Igualmente, ese tanto, desarrollado en un borbollón, no alcanzó para evitar el análisis de fondo, valga la redundancia.

En el acto defensivo, el partido de Talleres había sido de lo mejor. A la altura de la exigencia y del desafío de salir airoso en una cancha donde Maipú gana casi siempre, más allá de la forma. Aguiar había descolgado todos los centros que le tiraron. Apenas pasada la mitad de la cancha o desde las bandas. Aníbal Medina (reemplazó bien a un Jesús Nievas que había levantado) y Elías Bazzi habían anulado a Emanuel Reinoso (la referencia de área) y conjuntamente con los laterales ganaron más de lo que perdieron con los explosivos Lucas Gamba y Matías Guerra. Javier Villarreal quitó todo y contó con la colaboración de Díaz. Y hasta el momento de la roja, Klusener había sido uno de los que más pelotas había sacado.

Talleres tuvo el control de esos espacios claves, lo necesario para luego iniciar el acto ofensivo. Tan gravitante en este equipo. En este undecagonal, Talleres jugó ocho partidos y mantuvo el cero en cuatro partidos. Son los goles de la defensa. De la manera de marcar. Era lo que tanto tuvo que esperar Sialle. Ya dejaron de ser comunes los amaneceres complicados en cada tiempo, en los que arrancaba un gol abajo y había que remontar al final. La falta de coordinación entre todos, esas pelotas detenidas en las que se miraba la redonda y se perdía de vista la referencia de la marca. De un tiro libre a favor a un gol en arco propio o jugadores amonestados. El equilibrio tan deseado asoma en la víspera de un momento histórico. Justo y necesario.