El club tucumano, rival de mañana de Talleres, fue fundado en 2008 y subió cuatro categorías en el mismo número de temporadas.

San Jorge, que viene de perder 8-0 y al que Talleres enfrentará mañana en Tucumán, tiene una historia digna de ser relatada. El club fue fundado hace apenas cuatro años, el 17 de julio de 2008, y tuvo un vertiginoso ascenso desde la liga local, que lo llevó, en apenas cuatro temporadas a subir otras tantas categorías y llegar al Argentino A.

Una institución que no posee cancha propia y sufre para conseguir un escenario donde ser local, con las pérdidas económicas emergentes y que tiene sólo un centenar de simpatizantes en su hinchada (“La Peste Verde”) y no muchos más socios.

El club presidido e impulsado por Marcelo Sáez, un empresario del rubro del transporte urbano dueño de “El Simoqueño” y “Rutas del Sur”, y cuyo hijo se encarga de movilizar a los pocos hinchas que siguen al equipo, fue campeón de la Primera B y subcampeón de la A tucumana en sus dos primeras temporadas oficiales. Además, jugó el Torneo del Interior y el Argentino B en estadios prestados o alquilados.

Lo mismo sucederá mañana, cuando reciba a la “T” en la cancha de Central Norte, club en el que jugara “el Negro” Juan Manuel Ramos, DT de Racing, tucumano de origen y cordobés por adopción.

El plantel de San Jorge, que tampoco tiene sede social y se entrena en el club de rugby “Los Linces”, está conformado por una mayoría de jugadores tucumanos –el volante porteño Matías Fernández es el único “extranjero”– cuyos pases son manejados por Sáez. Es vox populi en San Miguel que Sáez prefirió fundar un club antes que seguir lidiando con instituciones a las que le prestaba sus futbolistas y no pagaban los préstamos.

Pero aún con esas carencias y dificultades, San Jorge logró subir al Argentino A, la categoría en la que hoy milita San Martín, el tradicional y convocante club de la Ciudadela.

En su trayecto hasta ascender y mientras construye su estadio en San Andrés, “el Expreso Verde” hizo de local en La Florida, All Boys, San Martín y Central Norte. Y en este torneo las ejerció en Atlético Tucumán, San Martín y Central Norte, en la zona de El Bosque, próxima a una villa de emergencia conocida como “la Bombilla”, que alberga a una buena cantidad de hinchas de San Martín.

Antes del arranque del torneo, Sáez sondeó la posibilidad de fusionar el club con Comercio de Santiago del Estero, que le facilitó sus instalaciones para la pretemporada. Jugar en escenarios ajenos le causa a su club pérdidas económicas importantes. En su último partido como local, en la Ciudadela, frente a Tiro Federal de Rosario, tuvo un “rojo” de 10.700 pesos.

Parecidos, pero distintos. La historia de San Jorge tiene parecidos con la de Crucero del Norte, pero en lo económico tienen realidades distintas. El club misionero, con sólo 23 años de vida –fue fundado el 19 de julio de 1989– también es presidido por un empresario vinculado al transporte de pasajeros, Julio Koropeski, uno de los accionistas principales de la poderosa Crucero del Norte.

En 2005 saltó del Torneo del Interior al Argentino B y en 2009 al Argentino A, para después de tres temporadas ascender a la B Nacional, este año.

Pero a diferencia de San Jorge, tiene estadio propio en Guarupá y un predio deportivo excepcional. ¿San Jorge seguirá ese camino o sólo será un ave de paso en la categoría? En lo futbolístico tiene un equipo competitivo, pero le resultará difícil.

Tiene un presupuesto mensual bajo –230 mil pesos– pero también poco patrocinio y escasa ayuda del gobierno de Alperovich, quien repartió la parte principal de un subsidio de 3 millones de pesos entre Atlético y San Martín, los equipos de mayor convocatoria.