Emblema. El intendente de Talleres, a los 96 años es un ícono para la gente y para la institución. Lo vio todo y dice que espera con ansias los 100: “Voy a estar a tres de la T”.

El velador es un tuquito. Casi no ilumina. “Pssss, el cuatro era...”, piensa Paco y cuando lo tiene se levanta de la cama, rápido. Va al baño y se embucha un trago fresco. La toalla de manos tiene bordado el escudo de Talleres.

Y ese piyama roto, cosido y recosido, a rayas azul y blanco que está desteñido, no lo abandona nunca. El osito sigue sonriendo al lado del celular en la vieja mesita de luz. La misma de aquel ascenso.

La misma en la que golpeó feo aquella vez que se fueron todos a los caños. Paco se sienta, dice palabras en voz baja y luego se acuesta. Tiene un mechón petrificando mirando al sudeste, chaplinesco. Blanco. De esos cabellos rebeldes que no quieren saber nada con las almohadas. Paco vuelve a apoyar la cabeza y cierra los ojos. Cuenta.

“Ludueña... Baley... zzz... Ocaño... Galván... Ponce... zzz... Willington... Wanora... Taborda... zzz... Bebilac... zzz... Astu... zzz”. Paco se duerme. Paco se duerme contando jugadores de Talleres. Más de una vez se despierta transpirado: “Nos ganaron, nos ganaron, nos gana...ah no, menos mal era una pesadilla”.

Paco es un GPS albiazul. Vive a la vuelta de la cancha. Camina a la Boutique. Va a la pensión. Pide que lo lleven al predio. Va a la sede. Y vuelve al barrio. Jardín.

Donde nace, viven, crecen y se reproducen los hinchas de Talleres. Paco va al oculista: “Doctor, le aseguro que veo todo en azul y blanco. ¿No hay problemas?”.

“Ponelo en el diario: voy a llegar enterito al Centenario si Dios quiere”, dice Francisco Cabasés de 96 años de vida albiazul. Paco está con el teléfono parado en calle Olimpia: “Sentí, toc, toc (golpea con el bastón), estoy parado donde me caí el año pasado. Toy rengo, no importa, estoy bien. Tres veces al año me hago análisis. No pasa nada. Estoy perfecto. Estoy bien”, le dice a Día a Día uno de los personajes más emblemáticos de la vida actual en Talleres.

“Tengo la suerte de tener 96 años y los he utilizado bien para Talleres. Los he disfrutado y los he sufrido. He andado por todo el mundo. Yo hasta robé para Talleres. Agua, luz, jaja, pero acá estamos en una nueva vida por suerte. Como gente de Talleres tenemos que estar predispuestos para luchar por Talleres. Es lo único que me interesa”, repite y repite.

Paco no para. Camina despacito, pero va. “Traeme unos tallarines, es lo único que como, jaja”, dice feliz. Se levanta temprano, tipo 7 de la mañana. Y sale a la calle con dos cosas indispensables: el bastón con el escudo de Talleres y la cinta azul anudada en el cuello de su camisa blanca.

“Yo tuve una novia que me hizo un moñito con una cinta azul y no me lo saqué más”, dice sonriendo. “79 años llevo acá trabajando en el club y tengo hasta los comprobantes”, dice orgulloso.

Pero además se anima a ir por más: “Nos vamos a dar un abrazo para el centenario. Yo voy camino a los 97 y me van a faltar tres años para alcanzarlo a Talleres. ¿Algo debo haber visto no? Soy un orgulloso de ser histórico de Talleres, me siento feliz por eso y me puedo jactar de ello”, reafirma.

Paco pasa por la sede y quiere comprobar si es así, si explota. “¿Cómo harías Paco si la pastillita azul fuera celeste?”, le preguntan con sorna. Y el viejito levanta el bastón en medio de las risas y se prende. Porque está entre los niños, entre los muchachones, entre los adultos, entre los ancianos. Paco está entre lo que vea azul y blanco.

Está ahí, viviendo en Talleres, respirando en el vientre de su vieja madre, en el consejo de su viejo padre. Talleres lo crió y quiere seguir así, inculcando, transmitiendo, cada día hasta que se vuelva a poner el pijamas a rayas y se duerma contando jugadores de Talleres, soñando en azul y blanco.

El dato. Tiene 96 años. Francisco Paco Cabasés es Talleres. Hizo de todo en el club, desde que joven. El estadio de barrio Jardín lleva su nombre y aún tiene proyectos en el club.

Paco Cabasés, la historia de la T. “Yo tuve una novia que me hizo un moñito con una cinta azul y no me lo saqué más”.

Homenaje a hinchas. Paco presentó proyecto para crear un monumento y un paseo dedicado al hincha de Talleres. Será para el Centenario.