Mal la T. Ganaba ajustado y el Cuervo salteño, con un hombre menos, lo amargó. Jugó feo, está lejos en la tabla y todos se fueron calientes. Los hinchas, mucho más.

Reventó el termómetro sobre la noche. La tarde había dejado bastante tela para cortar. Mucha calentura de por medio. Mucha bronca que bajó de la tribuna y que se trasladó a la noche, cerca de las 21 en una charla telefónica.

–Loco, basta. ¿Este es el equipo que armamos? No, yo así no. Yo quiero explicaciones. No me rompan las bolas. Un pibe de 20 años no me puede decir que está cansado. No me jodan. Ya tengo dudas de algunos jugadores. No se puede jugar tan mal...

La frase no es para nada ficticia. Fue parte del diálogo entre dos dirigentes. Uno intentaba calmar al otro. Pero no había manera. “Hubo que cortar y pasarlo al desayuno de mañana (por hoy)”, comentó el otro dirigente abatido, pero más calmo.

No era para menos. La única sensación de ascenso es tan sólo de temperatura en este Talleres de una cadencia irregular en su juego, negativa en la tabla de posiciones y desconcertante al corto plazo. Porque los resultados ya son un cinto que ajusta el pantalón por demás y se sabe que de un extremo al otro el fútbol juega en blanco o en negro.

El empate de Central Norte en Córdoba, con un hombre menos en el equipo por expulsión y estando en desventaja, fue el caldo de cultivo para que el análisis negativo se acrecentara.

Pero Talleres no jugó bien. Fue una de las peores producciones futbolísticas del torneo y encima se durmieron al final.

“Estoy de mal humor también yo”, dijo José María Bianco en la zona de vestuarios, porque se lo notaba en los jugadores y también en la dirigencia. Ni hablar de los hinchas que brindaron aplausos individuales (Pereyra, Carabajal y Trulls) y silbidos e insultos generales para el resto incluido el propio entrenador. “Es lógico que haya descontento en la gente. Nadie se puede ir contento, ni nosotros mismos si no se obtiene el resultado esperado. Es entendible el malestar”, resaltó el Chaucha.

Encima ahora se viene Racing por la Copa Argentina el miércoles. El equipo de Coleoni será un hueso difícil de roer. “Va a ser importante. Hay que ver cómo están los jugadores y cómo terminaron. Es un partido que hay que afrontar, ganar. Sea el rival que sea hay que pasar de fase”, recalcó. En cuanto al equipo en cancha criticó: “Nos ganó la ansiedad y tomar malas determinaciones en varias jugadas. Había que abrir la cancha y no lo hicimos”.

Central Norte aprovechó el quedo de la T. Se durmieron después de haber desperdiciado varias ocasiones y eso lo terminaron pagando. Eso provocó que Talleres quede muy abajo en la tabla de la Zona Norte. “Quedate tranquilo que yo me enojo bastante”, dijo con rigidez el DT antes de irse.

Transpiran derrota. Como el resto de los jugadores, el técnico se iba con un gesto de abatimiento absoluto. Si alguien miraba esas caras veía una total derrota. “Hay que buscar la manera de estar tranquilos. Nos queda el partido del miércoles y de allí tendremos más elementos para analizar este momento”, dijo un integrante del Fondo que no dejó de evidenciar su malestar y descontento, pero que se llamó a la mesura.

“Hay que levantar esto a partir del miércoles. No se nos puede escapar un triunfo así con un hombre más. Es inentendible, no se jugó bien y hay que mejorar”, dijo el volante Agustín Díaz. Lejos, la figura de su equipo, pero todo lo bueno que hizo el volante se terminó truncando por la clara ineficacia del equipo, la falta de un plan de juego y la endeble marca al momento del empate.

“La gente tiene razón, fue un partido feo para los que estuvieron en las tribunas. Y se lo veía fácil”, fue el trazo final de un elocuente sabor a bronca.

Lejos de lo que muchos imaginaron para este arranque de campeonato, Talleres fluctúa apenas en su estado de alegría a tristeza sin miramientos. ¿Ascenso? sí, lamentablemente para el pobre hincha albiazul, sólo es ascenso de temperatura. Y, en verdad, ¿a la gente se le puede pedir algo más?