Las sensaciones del DT de Talleres. “El que piense que vamos a ganar todos los puntos del Nonagonal está equivocado. Son todas finales duras”, semblanteó el Sapito Gustavo Coleoni.

Todos sabían que no era una cancha fácil. Que los espacios se reducen y las piernas se multiplican. Que la instancia pesa y hay que tener cintura para no perder el equilibrio. Es el Mundial que desvela a todos. Sin chances de revancha. Como si una moneda se lanzara al aire y todos abren los ojos esperando el destino. Y los más de 1700 hinchas de Talleres lo sufrieron. Los rostros agrietados por un sol soberbio, capaz de quemar rostros y espaldas, pero jamás la ilusión. Con Gustavo Coleoni que masticó en la semana lo que se venía: “Es nuestro Mundial. No hay segundas oportunidades”. La tenía bien clara y pese al infierno de la tarde, su camisa negra quedó intacta, pegada a la piel. Sereno. Sí, el técnico de Talleres se fue conforme con la actuación de los suyos en el empate 0-0 ante Unión. Lejos de preocuparse, el DT rescató la actitud del equipo y, sobre todo, la verticalidad para ir a buscar.

“El equipo fue para adelante siempre. Tuvimos la idea de lastimarlos de entrada, es cierto que en el primer tiempo no faltó juego pero, en el segundo, fuimos superiores. Hay que estar tranquilos con este inicio”, arrancó diciendo el Sapito en la boca del vestuario.

Sobre la esquina de un córner, los dirigentes haciéndose visera con las manos. Nerviosos. Todos unidos por la misma causa. Cabeceando al aire. Así llegó Talleres a disputar la primera fecha de las nueve que tiene el Nonagonal Final y el DT se encargó de bajar los decibeles. “Está equivocado el que crea que vamos a sacar los 28 puntos en nueve partidos. Son todas finales muy duras y por algo Unión está entre los mejores. El punto sirve”. Se raspó tanto como el Raspa Dolar de Día a Día, sin dar medio metro de ventaja.

Conforme. Pero su voz parsimoniosa indicó la conformidad del plantel. “Me voy conforme con lo que hicieron los muchachos. El primer tiempo fue chato y nos sirvió para hacer una lectura del partido. En el ST estuvimos más ordenados e intentamos sumar juego con Navarro y Álvarez. Lo logramos varias veces y pudimos ganarlo”. Un Talleres que maduró mientras cayó la tarde. Como ese púber que cambia granos por arrugas.

“No hay que hablar de los árbitros”, analizó el Sapito, despegándose de las polémicas del referí Gustavo Fabián.

El DT miró el vaso medio lleno. “No nos colgamos del travesaño. Merecimos ganar en el segundo tiempo y es obvio, que al ir para adelante, algunos metros les das al rival. El punto sirve y ahora jugamos de local”. La tarde se apagó. El sol se había resignado ante la infranqueable gorrita de Coleoni. Quizá ahí lleve la moneda que está en el aire, jugando con el destino de miles y miles que abren los ojos, que cruzan los dedos.