La vuelta de Federico Lussenhoff sirvió de poco para el hincha, que busca respuestas sobre su estadía en Talleres. El silencio del protagonista no hace otra cosa que sumar intrigas. ¿Cuál es el misterio? Quizás el afán del “Colorado” por cumplir las dos funciones (en Xerez es asesor deportivo) y quedar bien con ambas partes, hizo que se comprometiera demasiado, especulando que las actividades iban a poder desarrollarse de manera conjunta. Lussenhoff demostró mucho compromiso con Talleres, primero aceptando una rebaja de su oneroso salario tras la salida de Ateliers en el gerenciamiento del club, y después cuando acordó su rol en España, aceptando cobrar por el tiempo que trabajó en Córdoba. Incluso donó parte de sus ingresos para remodelaciones en el vestuario local.

De todas maneras, sus idas y venidas sólo aportan confusión al sufrido seguidor de Talleres. Para colmo, como sucede desde hace tiempos en barrio Jardín, nadie informa de manera oficial, y todo se basa en rumores. Es razonable que el “Colorado” quiera doblar sus esfuerzos y quedar bien parado, quizás al borde de la demagogia, pero muchas veces, estar en los dos partes casi simultáneamente, poco ayuda. Hasta es improlijo e irrespetuoso para sus compañeros en el equipo albiazul, que todos los días entrenan para sacar a Talleres del Argentino A. “El que mucho abarca, poco aprieta” dice un célebre refrán, que sintetiza la situación.