Cualquiera que haya andado por las calles de Barranquilla, soportando la humedad y refrescando la noche colombiana a pura cerveza, ha escuchado una sentencia surgida del refranero popular, que tiene mucho que ver con la realidad judicial de otros lugares, más lejanos y menos alegres. Por caso Córdoba. Allí sostienen que no es el exceso de trabajo, ni el estrés lo que termina condicionando primero y enredando después a los hombres públicos en inconcebibles conductas.

Es sencillamente la bobería. Es cuando los hombres públicos se enamoran de si mismos, como si se tratara de un espejo en el que se miran mediáticamente, por efecto de los casos que tienen bajo su cuidado y resolución. Es el caso de muchos funcionarios judiciales, que a cargo de una cuestión de ese tipo con fuerte transcendencia mediática, terminan pensando más en ellos, que en el tema que deben resolver.

El camino escarpado y los tropiezos de la larga marcha tribunalicia de Talleres es un testimonio de que algo de eso existe, en una causa marcada a fuego por los vericuetos judiciales.

De las manos del juez Carlos Tale, hoy esperando que se resuelva si un viaje secreto y sin aviso a México, invitado por un oferente para gerenciar Talleres, es un delito y si el Jury debe destituirlo como pidió el Tribunal Superior de Justicia, pasó a las del juez Saúl Silvestre. El destino de la institución de barrio Jardín se menea en la oficina del magistrado, donde se realizan todo tipo de conjeturas, aunque lo cierto es que el poder de definición, desde esta semana se trasladó a kilómetros de allí. El caso está, ahora camino a la Corte Suprema de Justicia de la Nación.

La negativa judicial para prorrogar el plazo de gerenciamiento de Ateliers, propiedad de Carlos Ahumada, tiene pendiente aún la instancia nacional. Mientras tanto no esta dicha la última palabra. La causa abierta de par en par, suma múltiples problemas en el empeño por lograr un financiamiento que disipe los negros nubarrones que se avecinan en el horizonte tallarín.

Ahumada apostó todas las fichas a la resolución de la Corte nacional, para voltear la racha de resoluciones adversas de la Justicia cordobesa, en otorgarle una nueva prórroga a su gestión al frente de Talleres. Está claro que la Justicia de Córdoba, en su conducción, compró la “demonización” de Ahumada, aupada por algunos periodistas y medios de comunicación, con fuerte anclaje en sectores interesados en manejar privadamente el negocio del fútbol.

A partir de allí, desde el TSJ, inciden algunos vocales para marginar del gerenciamiento a Ateliers. Sin embargo algo cambió. Muchos se preguntan si la sonrisa de Ahumada en los tribunales nacionales, tiene que ver con una expectativa en la resolución de la Corte.

Uno de los abogados firmante de su petición es Luis Ernesto Cháneton, junto a Juan Esteban Villa (h). Cháneton es socio y comparte su oficina en la calle Rivadavia al 1600 del centro porteño, con famoso abogado Jacobo Grossman, hombre de estrecha amistad e influencia con uno de los más importantes miembros de la Corte Suprema de Justicia de la Nación.

Está claro que aunque el TSJ cordobés le cierre el camino al reclamo de Ateliers, el mismo llegará a la Corte aunque sea por vía del recurso de queja. Allí todos, incluido el hombre fuerte del fútbol mundial, Julio Humberto Grondona, tendrán algo que ver.

Mientras tanto en Córdoba, la dinámica del caso esperará el turno de resolución hasta que el nudo del ovillo se desate en la Corte. Si el juez decide abordar el problema en toda su magnitud, entendiendo que es más importante que el mismo al estilo barranquero, debería uno imaginarse que entonces abordará el camino de la solución definitiva abriendo las puertas de la licitación pública.

Presentación. Hoy, a las 19, ex jugadores de Talleres, como Daniel Willington, Miguel Oviedo, José Zelaya y Daniel Valencia, explicarán por qué apoyan la necesidad de gerenciamiento en el club de barrio Jardín. La cita es en el hotel Interplaza.