Quiebra la cintura. Merodea por todo el frente de ataque. Amenaza con los ojos y engaña con la gambeta. No se esconde ni se deja comer por los defensores que salen a cruzarlo. Pide la pelota y desde su botín, nacen las mejores intenciones para armar juego. Sí, Ramiro Pereyra, es el enganche titular para Andrés Rebottaro y el pibe de Santiago del Estero, le responde con buenas actuaciones y con un gol, el que marcó el miércoles pasado en el 3-1 ante Unión de Sunchales.

Duro trabajo, pero alto disfrute. Así se lo nota en la charla con Día a Día: “La verdad es que estoy muy contento por el equipo. Haber ganado de visitante y ante un rival que en los papeles era uno de los mejores del torneo pasado es muy bueno, la idea era salir a buscar los goles de entrada. Este tipo de victorias fortalecen mucho en lo anímico”. Pereyra, que convirtió a los 16 del primer tiempo, después de impactar la caprichosa que había quedado indecisa en la boca del arco, contó cómo se siente dentro del equipo. “Estoy cómodo, es bueno que a uno le den participación. Además hay jugadores que te ayudan a generar juego, como Miguel Monay o Seba Navarro que te la dan redondita lo cual significa una ventaja tenerlos cerca”, analiza el 10.

Sobre la confianza que le da el DT Rebottaro cuenta: “Lo tomo tranquilo, todos los partidos son pruebas personales y él me deja mucha libertad para moverme”, agrega el enganche. En el horizonte aparece el clásico con Racing y Pereyra ya empieza a jugarlo. “Es un partido especial. Es un equipo importante de la categoría y de Córdoba, pero nosotros llegamos muy bien”, destaca y antes de despedirse suelta: “Uno siempre imagina como será el partido, antes de jugarlo pienso por dónde lastimar al rival”.

Y capaz que el domingo se lo vea a Ramiro hablándole a la pelotita, jurándole volver a tratarla como se debe y así, cumplir con ella el sueño de jugar el partido de su vida.

Hoy práctica. Hoy entrena en la Boutique de Bº Jardín a las 18, buscando el 11 titular para el domingo. Matías Giordano y Sebastián Navarro no jugarán el clásico por haber llegado a cinco tarjetas amarillas.