Con el nombramiento de Saúl Silvestre como nuevo juez, sin la Fundación “ayudando” al Órgano Fiduciario, aún hay dudas de cómo continuará la vida institucional de la T.

El río revuelto de barrio Jardín aún no tiene pescadores que ganen algo. Al contrario, son remolinos que conducen a un ahogo constante. No hay señales buenas. El desgaste que produjo la salida de Ateliers de Talleres sí que se sintió. Ni hablar de la caída del juez Carlos Tale. Claro, las desprolijidades evidentes lo pusieron en la postrimería de una gestión que no consiguió ser discreta. Hubo groserías en el camino. Desde decisiones poco entendibles a amagues de solución (remate del predio que no se concretó), el famoso viaje a México invitado por Andrés Fassi y la Fundación (acaso la mancha más notoria de los errores cometidos por Ernesto Salum y los muchachos que colaboran hasta el 31 del corriente mes).

Así fue cambiando la realidad. El debut en el Argentino A con pocos resultados provocaron la salida de Roberto Saporiti como DT y, con la llegada de Andrés Rebottaro, se buscará un oxígeno que permita aflorar una sonrisa deportiva.

Desde lo institucional, el nuevo juez Saúl Silvestre tiene entre sus manos una causa que ya le generó más que un dolor de cabeza. De movida le bajó el copete a la Fundación Azul y Blanco (se hizo cargo de todos los costos que dejó Ahumada en un presupuesto de 600 mil pesos mensuales), que culminará su gestión en unos días sumando esfuerzos al Órgano Fiduciario que integran Daniel Ruffener y Gustavo Eluani. Luego del fallido intento por abrir un padrón de socios, el magistrado determinó la creación de un Comité Asesor de socios que darán opiniones y ayuda al Fideicomiso.

Silvestre, el nuevo piloto. El perfil de este juez también es duro. No le importa demasiado donde vaya a parar deportivamente el club con tal de que se pague la deuda en su totalidad. De hecho ese ítem está al rojo vivo porque en un lustro ha sido muy escaso lo saldado hasta el momento. Con la decisión del Tribunal Superior de Justicia de avalar el apartamiento de Ateliers, sin Carlos Ahumada de por medio, todo se apuntará a cerrar mejor a fines de 2010. Para esto también se esperan determinaciones en el caso Petrone. El empresario debe devolver 15 millones de pesos a Talleres, aunque interpuso recursos porque considera que el club le debe mucho dinero a él. Mientras, Silvestre que debe levantar la quiebra al 2014 y devolverle el club a los socios, también adelantó que no se venderá ningún bien del club, por lo que, desde lo económico, no se vislumbran soluciones inminentes. Mucho, seguramente, tendrá que ver el resultado deportivo, que le permita traccionar dinero fresco a las arcas de la institución.

El futuro es incierto por el momento. Y la necesidad de orden es más que urgente. Mientras, los hinchas siguen rezando para poder huir del Argentino A.