San Francisco. A los hinchas y jugadores de Talleres les tocó ayer sufrir el debut y el aclimatamiento a un torneo que, como el Argentino A, le resulta extraño y desconocido.

Es que visitar a Sportivo Belgrano, un rival que jugará en su misma categoría, y que oficia como local en una cancha típica de la divisional, le supuso ingresar de lleno en un terreno del cual conocía poco y nada.

Los hinchas albiazules debieron padecer desde el comienzo mismo del preliminar las gastadas impiadosas que les dedicaron los simpatizantes locales. Muy identificados con Belgrano, quizás por su coincidencia con el prócer, la parcialidad verde le dedicó cantos al estilo “no te agrandés que tu papá está en la B”, el clásico “son del Argentino B” y también el “hasta la Liga Cordobesa no parás”, entre otros estribillos.

Heridos en su amor propio, los cerca de 300 hinchas albiazules que se llegaron al barrio Alberione, le respondieron con un hiriente “borombombón, borombombón, es una cancha de metegol”, en referencia a las reducidas dimensiones de la cancha de Sportivo, y el “equipo chico, equipo chico”.

Los jugadores albiazules, por su parte, debieron chocar con la nueva realidad que le significará jugar en estadios sin muchas comodidades: vestuarios chicos, tribunas tubulares y espacios mínimos, dentro de un estadio muy coqueto y organizado, pero que no deja de responder a la tipología propia a un escenario de la tercera categoría del fútbol argentino.

En ese contexto, el mundo albiazul comenzó a tomar conciencia de lo que será su inminente participación en un torneo que para el club de barrio Jardín es un viaje a lo desconocido.