En 1979, la AFA dictó una norma hecha a medida para incorporar a Talleres a sus campeonatos. Para algunos, fue un avance del fútbol del interior. Para otros, un retroceso.

Fue la última normativa de color federal que salió de la AFA, aunque su finalidad no fue precisamente de integración ni en favor del fútbol del interior. La Resolución 1.309, promulgada el 15 de agosto de 1979 –hace hoy 30 años–, pretendió dibujar una apertura federalista en una época en que un cisma amagaba combatir el histórico centralismo porteño de la AFA.

"No es la solución que buscamos para el fútbol argentino, pero al menos ayuda". Amadeo Nuccetelli, presidente de Talleres, tenía claro que la resolución tenía flancos que dejaba un "tendal" de heridos.

Dos años antes, en Jujuy, Talleres había encabezado la creación de un movimiento que dio forma a una efímera Liga del Interior. Los albiazules, convertidos en fenómeno económico y deportivo por sus actuaciones en los Nacionales, eran el indudable referente del fútbol de "tierra adentro".

Por eso, cuando Talleres aceptó la "invitación" de una resolución indiscutiblemente hecha a medida –era el único club que reunía el requisito deportivo requerido–, varios fueron los que se sintieron traicionados.

La 1.309 era simplemente una migaja para los intereses de los clubes de más allá de la General Paz. Julio Grondona, que recién iniciaba su "reinado" en el sillón de la AFA, había hecho una jugada maestra: descabezó el movimiento federalista.

Talleres, con un plantel que le demandaba un presupuesto anual de tres millones de dólares –tenía cuatro campeones mundiales: Luis Galván, Daniel Valencia, Alberto Tarantini y Miguel Oviedo–, se vio en la disyuntiva de desprenderse de sus mejores jugadores o aceptar el convite.

"Que quede claro que los recursos que se generan a través del campeonato local, no bastan para mantener esa imagen política y deportiva que hoy tiene Talleres", decía Nuccetelli para justificar su postura.

Arduas negociaciones. La Liga Cordobesa se sintió avasallada en su jurisdicción territorial y pretendió combatir lo que llamaron "política de hechos consumados" de la AFA.

En asamblea extraordinaria, esa entidad resolvió no autorizar la participación de sus clubes como afiliados indirectos en los Campeonatos Metropolitanos de la AFA, en un proyecto que fue aprobado el 22 de octubre de 1979 con nueve votos a favor y tres en contra (los de Talleres, Belgrano e Instituto).

Nuccetelli no se dio por derrotado y encontró aliados en los clubes más fuertes del interior, precisamente los que podían tener chance de acogerse a los beneficios de la Resolución en el futuro. El 21 de diciembre de ese mismo año, en Tucumán, logró un apoyo unánime con casi todos los clubes a los que había enrolado para la Liga del Interior: Belgrano, Instituto, San Martín (T), Atlético Tucumán, Central Norte (T), Gimnasia (J), Altos Hornos Zapla, Independiente Rivadavia, Central Norte de Tucumán y Central Córdoba (SDE).

Finalmente, la enconada negativa de la Liga Cordobesa derivó en su intervención por parte del gobierno militar y Talleres logró un permiso condicionado.

La "T", con fútbol grande, tuvo que entrar por la puerta chica. Instituto (1981) y Racing (1982) se sumaron después. En 1985, la 1.309 fue derogada con la última gran reestructuración del fútbol argentino. El remedio no fue mejor: desde entonces, la AFA mandó al interior a buscar su lugar en las categorías de ascenso.