“Ganar y rezar” es la fórmula para evitar el descenso directo.

Friazón de aquellos en Casa Azul, el campo de entrenamientos conocido públicamente como el predio de las 24 hectáreas. El viento cachetea la resistencia de los presentes en la práctica de Talleres, pero no la de los futbolistas. Ellos tienen el cuerpo y el alma en otro planeta, en otro lugar. Están metidísimos en lo que será la recta final de la temporada, en ese minitorneo que tienen que remontar para salir de la zona de descenso directo, sin dudas, una situación en la que el frío de un entrenamiento es menos que una preocupación, menos que una molestia.

“Vamos muchachos, la gente los banca”, les grita un gordo pelilargo a sus ídolos, desde atrás del alambrado. Por las dudas, un móvil de la Policía vigila a sus espaldas. Ateliers no quiere aprietes de la barra brava en estos días tan decisivos.

Del otro lado del alambrado, los que fueron titulares en el empate 0-0 con la CAI entrenan de manera diferenciada. Trotan y charlan entre ellos. Se ríen, se gastan, se divierten. Buscan descomprimir un poco el ambiente asfixiante que respiran desde hace meses.

De todos modos, la tarde del lunes no fue una más para los de barrio Jardín. Ayer, el Matador empezó a deshojar los siete días de una semana clave, los siete días más importantes del año, siete días que pueden regalarle un final prometedor, esperanzador, digno de una película de héroes; o bien castigarlo con un desenlace propio de un filme de terror, con la situación deportiva más triste de la historia de la institución: jugar en el Torneo Argentino A después de las vacaciones de invierno.

Está claro. El optimismo debe primar en las situaciones adversas y en Talleres todos sueñan con tener una especie de Semana Santa. Jugadores, cuerpo técnico y dirigentes añoran que, “ganando y rezando” (la frase que bajó al plantel el capitán Federico Lussenhoff) la T resucite en el séptimo día, que vuelva ver la luz ese domingo cuando se enfrente con Atlético Tucumán, el único puntero. Y, al mismo tiempo, nadie busca llamar a la mala suerte en el Mundo Albiazul. Ninguno de los protagonistas nombra siquiera la posibilidad de la Semana Trágica, esa que podría gestarse si Los Andes le gana a Almagro (juegan el jueves) y si la T no se puede derrotar al Decano tucumano.

Ganar, la única consigna. “No pensamos en el descenso. Si lo hiciéramos tendríamos que agarrar las cosas e irnos. Mientras tengamos chances de salvarnos vamos a pensar en ganar. No queda otra cuando juguemos con Atlético Tucumán. Salga como salga Los Andes con Almagro, nosotros tenemos que ganar”, le dijo Cristian Zermattén a Día a Día.

Luego, el volante dejó claro su pensamiento y el del equipo en general: pelear hasta las últimas consecuencias. “Mientras haya vida, hay esperanza. El plantel está unido. Los buenos grupos siempre consiguen sus objetivos y esta no va a ser la excepción. A la gente le pido que siga apoyando y le agradezco el cariño que siempre me ha dado”, opinó el ex Nueva Chicago.

Por su parte, el juvenil Lucas Godoy manifestó: “Estamos muy complicados y sólo nos sirve ganar. Como hincha que soy me resulta muy feo ver que Talleres se está yendo al Argentino y ha sido un momento difícil para dar mis primeros pasos míos en el club, pero confiamos en que podemos salir de esto”.

Empezó una semana clave para la historia de la T. Y en el club todos esperan que termine felizmente.