Según pudo averiguar LA MAÑANA, la presencia del gerenciador Carlos Ahumada en el vestuario no fue de modo intimidante, aunque habló con algunos referentes del plantel. No tomó la voz y dejó explayarse al técnico Juan Amador Sánchez con total normalidad. Se mantuvo como espectador de la charla técnica, con gestos adustos. Diferente a la postura que tomó tras la derrota ante Unión de Santa Fe. Aquella vez si hubo un “lavado de cabezas” general, con retos a dos jugadores principalmente.

En el camarín de Platense felicitó a Valentín Brasca con una palmada en la espalda por las pelotas clave atajadas y por el penal que le contuvo a Braian Robert. Cruzó algunas palabras con Federico Lussenhoff, como lo hace de manera habitual, pero por el desarrollo del primer tiempo, se cae de maduro que le habría pedido un cambio de actitud, para que lo transmita al resto. Casi no habló con Sánchez, según reconstruyó este diario con los protagonistas.

Se tejieron varias especulaciones respecto al malestar del titular de Ateliers con el plantel en los camarines, a raíz de que el propio Ahumada abandonó la cabina de prensa en el entretiempo ante Platense, con mucho fastidio. “Esto así no puede seguir más”, dijo a la pasada. Y estaba enojado con la performance de Julio Buffarini y Alexis Cabrera, según dijeron testigos, aunque pocos jugadores se salvaron de las críticas. De todos modos, Ahumada bajó los decibeles con relación al vestuario ante Unión, donde los cuestionamientos existieron y fueron fuertes.