Vilallonga le anunció a La Voz del Interior su alejamiento de la presidencia de Ateliers.

“No estoy más”. Con esta frase, Martín Vilallonga le blanqueó ayer a La Voz del Interior una situación que cada vez era más difícil ocultar: su salida de Ateliers, la sociedad que gerencia al Club Atlético Talleres y que, al menos en los papeles, aún lo tiene como su presidente.

“Hoy estoy alejado de Ateliers y los motivos son personales”, dijo Vilallonga, cuyo paso por la “T” terminó siendo tan fugaz como aquella experiencia en Instituto, en el último semestre de 2004, cuando todavía era futbolista.

El ex delantero se sumó a Ateliers en febrero pasado, de la mano de Carlos Ahumada, quien un par de meses después lo ungió presidente de la sociedad. La última aparición de Vilallonga en barrio Jardín fue el 28 de junio pasado, cuando el equipo albiazul definió la reválida con Racing y el técnico Humberto Grondona, por entonces mánager, pidió públicamente su renuncia.

–¿Está alejado de Talleres?
–Exactamente.

–¿Por qué razón?
–Los motivos son personales.

–O sea que, de hecho, ya no forma parte de la estructura dirigencial de Ateliers.
–No.

–¿Esto se puede revertir?
–No sé, no sé... por ahora, no.

–Le pregunto porque en los papeles aún es el presidente...
–Sí, pero nunca le di importancia a los cargos. Yo trabajaba y nada más. Primero fui un colaborador y después me pusieron de presidente, pero no me interesaba el rango, sino estar al lado de Ahumada y ayudarlo.

–¿Influyeron en su decisión las diferencias con Grondona?
–No... No tiene nada que ver.

–¿Y el episodio del pasado 30 de mayo, cuando Interpol buscaba a Ahumada y lo encontró en el baúl de su auto?
–No, tampoco. Los motivos son personales... y va a quedar ahí.

–¿Ya negocia su salida?
–Y... ahí estamos. Se está viendo, pero como no estoy en funciones ni al ciento por ciento...

–¿A qué se dedica hoy?
–Ahora estoy en un impasse.

–Se lo nota desilusionado.
–No, al contrario, todo bien. Estoy muy satisfecho con lo que se logró y contento de que a Talleres le esté yendo bien ahora.

–¿Cómo evalúa los ocho meses de la gestión Ahumada?
–Se merece seguir, porque no sólo puso su dinero sino también todas sus ganas de trabajar. Yo lo vi mojarse los pies a las 6 y media de la mañana, cuando había que refaccionar la Boutique... Se merece un poco más de respeto y un poco más de apoyo. Lo que hizo por Talleres fue desinteresado e incondicional. Hay que protegerlo y ayudarlo.

–¿De qué depende que siga?
–Mi relación con Ahumada sigue siendo perfecta, pero hoy las cosas están así. No salí por un hecho concreto y tampoco hay algo que determine mi regreso. Pero no sé si hay vuelta atrás... Lo veo muy difícil.