Gastón Stang, artífice del milagroso triunfo de la "T", piensa que se repetirán partidos como el del lunes.

"Hola... Hola... En este momento no te puedo atender porque estoy jugando al golf", dice la voz de Gastón Felipe Stang (28), grabada en el contestador de su teléfono. Más de uno cayó en la broma y le respondió al aparato que hablaba por el defensor de Talleres, ahora héroe por sus dos goles de cabeza, especialmente el convertido a los 50 minutos del segundo tiempo y que le dio el 3-2 ante Almagro.

El platinado defensor empezó a recibir muestras de agradecimiento des la misma noche del lunes. En la llegada a su departamento en Nueva Córdoba, se encontró con un papel pegado en el ascensor: "Gastón: gracias por la alegría del último minuto. Fue un golazo. Aguante la 'T'. Bienvenido", era la leyenda que le dejaron sus vecinos.

Ayer, desde el saludo con el encargado del edificio recibió innumerables muestras de afecto. "Es una locura cómo lo vive la gente. Desde que salí a la calle, aparecían desde arriba de los techos para saludarme. Me metieron de 'prepo' en un bar para saludarme varios hinchas de Talleres, me tocaban bocina. No faltó más de uno que me gritara 'muerto', que seguro era de Belgrano", contó Stang, con una sonrisa.

Es que todo lo que tiene de rudo dentro de la cancha, Stang lo cambia por alegría en el trato diario. Y eso se nota en el apego que tiene con sus compañeros, ya que muchas veces se lo ve compinche de los jugadores más jóvenes. "Uno siempre lleva el niño adentro", dice este porteño del Bajo Flores que a los 18 años debutó con un gol en el Deportivo Español.

En el equipo "gallego" ya había hecho doblete en un encuentro. "La última vez que hice dos goles en un partido fue en un Español–Italiano, que empatamos 3-3", dijo este amante de la música y de los autos.

Stang, que anda con los CD de La Barra, Banda Express y La Konga, tenía una sequía goleadora de cinco años. "La última vez que hice un gol, fue a Defensores de Belgrano en cancha de Español y me acuerdo porque fue mi último partido en ese club", dijo.

"No estaba desesperado por hacer un gol, sabía que en algún momento iba a llegar y ¡qué bien que llegó! Con dos goles y, encima, para darle el triunfo a Talleres de local. Increíble", cuenta mientras tiene todos los periódicos sobre la mesa de su departamento.

En muchos partidos del presente torneo, Stang había estado cerca de convertir: "Hace cinco años que venía con los cabezazos cerca. Alguna vez se tenía que dar", bromeó.

–Muchos jugadores rescatan el grupo humano, ¿cómo lo definís?
–Cuando vine había muchos pibes y después se fueron acoplando los más grandes en la pretemporada. Hay muy buena gente, muy humilde. Desde el más chico hasta Lussenhoff o Zermattén. Es gente que suma siempre, muy dispuestos por el compañero. Aparte de tener buenas individualidades es fundamental tener un buen grupo. Es lo que te saca de situaciones difíciles.

–¿Sacrificás algo al jugar de lateral, siendo que no es tu puesto?
–Si me das a elegir, a mí me encantaría jugar de "5", que es mi puesto de toda mi vida, pero es donde menos jugué. Lo hice atrás, de stopper por izquierda y por derecha. Ya había jugado de lateral por los dos costados, de "6", de líbero, de volante... Conozco bastante bien los puestos. A lo largo de mi carrera me fui acomodando a distintas situaciones. Me siento cómodo y en eso mucho tienen que ver mis compañeros. Una fiera todo el equipo y más "el Colorado" (Lussenhoff), que está con Báez, Galíndez y Basualdo.

–¿Sufren demasiado?
–Hasta fin del torneo va a ser así. Para nosotros son todas finales por la situación en que está Talleres y por el primer objetivo, que es salvarse de la reválida. El campeonato es muy difícil. Si con Almagro sufrimos, eso no es nada. Se va a sufrir peor todavía, lo sé por experiencia. Cuando se está en esta situación y más en un equipo grande que tiene que ir siempre para adelante, se sufre mucho. Tiene sus frutos.

–Cuando agarrás el diario, ¿qué tabla mirás?
–Seguro que uno no es tonto y mira siempre las dos. Por ahora estamos asomando la cabeza de a poquito. Esperemos poder salir. Es difícil, pero no imposible.

Después, Stang revisa la tabla de posiciones y dice: "Si le ganamos a Rafaela, hacemos un desastre...", y se ríe, como en su vida. Claro, dentro de la cancha, que se cuiden los rivales.