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El ex delantero albiazul dice que tenía muchas ganas de sumarse al proyecto que comanda Rubén Insúa.

El “Cachi” Zelaya regresó al club de sus amores, para colaborar en el cuerpo técnico de Insúa.

La gente nunca se olvida de los ídolos, aunque por lo general son dejados de lado, y algunos hasta se pierden en el ostracismo. Y de a poco, dentro de una cultura y un pensamiento bastante ingrato como el que domina actualmente la sociedad argentina, es importante que las instituciones tengan reconocimientos hacia aquellos que hicieron su aporte en los momentos de gloria. El turno le llegó a José Alfredo Zelaya, quizá uno de los más queridos por el hincha de Talleres en los últimos tiempos, que a fuerza de goles se ganó un lugar en sus corazones.

El “Cachi” asumió el cargo de ayudante de campo en el cuerpo técnico del flamante entrenador Rubén Darío Insúa, y contó sus sensaciones a LA MAÑANA. “Todavía no caigo, lo tomo con tranquilidad. A Rubén (Insúa) lo conozco poco, pero nos vamos entendiendo. Con el transcurso del tiempo vamos a ir congeniando en algunos conceptos. Yo estoy dispuesto a ayudar, quiero ver qué necesita de mí, y me pongo a sus órdenes”, comentó el ex delantero, sobre el inicio de su primera experiencia al frente de un equipo.

- ¿Ya tenías ganas de trabajar en el fútbol?
- Uff!!, muchísimas. A uno siempre le cuesta el día después cuando se retira de la actividad. Había comenzado a dialogar con los dirigentes, para trabajar en las Divisiones Inferiores. No me esperaba que me llamaran para dar una mano en el plantel profesional. No lo dudé ni un segundo.

- El cariño de la gente sigue intacto...
- Eso siempre quedó, por suerte. Ahora más que nunca recibo muestras de apoyo, aunque me toque hacerlo en otra función, del otro lado de la línea de cal. Sólo espero ser de utilidad.

- ¿Te presiona un poco saber que en el fútbol el primer filtro es el técnico?
- En Argentina son los resultados los que mandan. De pronto, un ídolo del club es el entrenador, y si pierde dos o tres partidos van a comenzar los insultos. Fui testigo de gente muy querida y que se tuvieron que ir silbados por la puerta de atrás. La presión, la necesidad de ganar hace que la gente reaccione contra todos, sin medir. Son las reglas del fútbol.

- ¿Qué significa este regreso al club?
- Siento que nunca me fui. Es un volver a vivir. Estoy muy identificado con estos colores.