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El ingreso de Miralles le cambió la cara al ataque albiazul. El ex Racing Club marcó el gol del empate "tallarín". Foto: Fotobaires.

Inestable, irregular, ciclotímico. Cualquiera de estos calificativos podría usarse para describir a Talleres, que ayer, en el mismo partido, desplegó sus mejores pasajes de juego del campeonato y, paradójicamente, estuvo muy cerca de perder.

Un equipo con dos caras se vio en la cancha de Ferro Carril Oeste, donde la "T" igualó angustiosamente 1-1 con Nueva Chicago.

Si se mira la parte optimista, la mitad inicial del primer tiempo fue para sacarse el sombrero. Pelotas jugadas desde atrás, circulación del balón con prolijas entregas de Rimoldi y buena distribución de Dolci, y un circuito de juego al que se integraba Emanuel Rivas y que también contaba con las trepadas de Matías Quiroga.

Además, la cuota de profundidad llegó desde el pie derecho de Julián Maidana, que con gran precisión metió un par de asistencias desde 30 metros: a los 33 segundos puso mano a mano a Quiroga, que remató desviado; y a los 10 minutos, habilitó a Iván Borghello, cuyo remate fue atajado por Jorge de Olivera.

Pero de repente, con el correr de los minutos, la "T" entró en una "laguna" y Chicago lo emparejó con las buenas entregas de Serrano en el medio y pelotazos frontales que aguantaba Nahuelpán. Además, Franco Quiroga encontraba espacios por izquierda. Lo más claro fue un cabezazo de Nahuelpán que rechazó Álvarez sobre la línea.

Un poco de claridad. En el complemento, Capitano apostó por Ezequiel Miralles y le salió bien, ya que los ataques tuvieron mayor claridad; pero la movida fue en detrimento de Rivas, que contra la banda derecha perdió gravitación.

Así y todo, el rendimiento fue desparejo. A los 10, el fondo albiazul se durmió y obligó a una gran atajada de Valentín Brasca en un mano a mano con Martinuccio. Un minuto después, la "T" respondió con Miralles y Borghello.

De los dos, Talleres era el que estaba más cerca de la victoria, sobre todo luego de una contra que comandó Borghello y que, tras una pared con Miralles y un despeje, Rivas no pudo convertir.

El local parecía entregado, pero en un tiro de esquina Hernán Bordone pescó una pelota que andaba "boyando" en el área chica y puso el 1-0. Iban 30 minutos.

"Esto no se puede creer", dijo un hincha cordobés infiltrado en la platea. Y no era para menos, la derrota era un castigo demasiado grande para Talleres, que sin brillar, había hecho mayores méritos que su rival en pos del triunfo.

Pero a los 48, y después de tanto ir al frente, Miralles se llenó la boca de gol y le dio a Talleres un punto que suma mucho más en lo anímico que en la tabla. Para trepar en las posiciones, deberá consolidar lo que hizo ayer de a ratos. Al menos, dio un paso.