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Franco Dolci fue superado por Gorostegui en todo el juego y la “T” no pudo ganar ese espacio.

Fuera de casa, Talleres sumó 4 puntos de los últimos 60 en disputa, es decir el 6,66%.

David Vázquez

Talleres regaló un tiempo y perdió a manos de Quilmes 1 a 0. Sigue su agonía fuera de Córdoba, donde no consigue ganar desde hace más de un año.

Talleres tenía en frente un importante desafío, porque enfrentaba a un rival directo en la puja por el título como Quilmes, y porque además era tiempo de comenzar a sumar en condición de visitante. Sin embargo, ninguno de esos condimentos alcanzaron para afrontar el trámite con mayor concentración, ya que el “Cervecero” golpeó primero, aprovechando los primeros 25 minutos de juego y lo superó 1 a 0.

El albiazul despertó tarde. Otra vez regaló el primer tiempo, y ahí fue cuando quedó en desventaja. A los 22’, una pared de Olivares con Esteban García sirvió para habilitar en profundidad a Luciano Rodríguez, quien le ganó cuerpeando a Leandro Alvarez, enganchó ante Maidana y definió cruzado, junto al palo derecho de Brasca.

Quilmes inclinó la cancha en base al protagonismo del ex Instituto Raúl Gorostegui, que por la banda izquierda fue salida permanente, inquietando a la inestable línea de volantes del elenco de barrio Jardín. Es que Franco Dolci perdía constantemente el duelo por ese andarivel, y porque el doble cinco compuesto por Rimoldi y Cristian Basualdo no estuvo aceitado. Aprovechando los espacios que había entre cada línea, Olivares comenzó a eregirse como figura, administrando a discreción el balón, y asumiendo la conducción.

Tras el gol, Talleres reaccionó con tres chances de gol (de Miralles, Borghello y Rimoldi), pero Marcelo Pontiroli respondió eficazmente.

En el complemento, el entrenador Salvador Capitano hizo ingresar a Julio Buffarini y a Emanuel Rivas, dejó tres hombres en defensa, apostando a una mayor presencia en ofensiva. Y pese a que por momentos logró controlar la pelota, careció de ideas para golpear en la red de enfrente.

A esa altura, Quilmes ya había bajado la persiana al encuentro, y apenas pasaba la mitad de cancha. Brasca fue un espectador de lujo en los últimos 45’, pero asimismo el empate no iba a llegar. Quizá, por lo realizado en el final, Talleres hubiera merecido mejor suerte, pero si un equipo se acuerda de jugar cuando le “mojan la oreja”, y se despierta tarde en las acciones, lo más lógico es que se quede sin nada en los bolsillos.

Talleres se quedó con el sinsabor de la derrota, y su situación cada vez que sale de Córdoba ya preocupa demasiado. Sus siestas prolongadas también, y lo terminó pagando.