El desempeño como visitante

Extraido de
Talleres y otros equipos de Córdoba ganaron apenas el 24 por ciento de los partidos disputados fuera de casa en los últimos seis años. En ese lapso, visitaron 23 veces a Boca y a River y solamente hubo un triunfo, que fue hace cinco años. Jugadores, DT, médicos y profesionales de otras áreas oscilan entre la explicación táctico-técnica y la psicológica.

El chasquido de la red del arco del equipo anfitrión (porteño, rosarino, santafesino, cuyano, norteño o el que fuera); el uuuuhhh de su hinchada por el gol padecido; el aplauso respetuoso hacia el jerarquizado equipo visitante.

Esa imagen perteneció a los clubes cordobeses por varios años como el de Talleres de los 70 y 80. En el Monumental o en la Bombonera, en la Doble Visera o en el Cilindro de Avellaneda, en el Gigante o en el Parque Independencia.

Eran épocas en las que daba lo mismo viajar en tren o en avión. "Eso era cuando a los jugadores no les importaba más que jugar y ser futbolistas. En el Racing del 80, el de Basile, fuimos a jugar con River y lo hicimos en tren. A poco de llegar a Buenos Aires desengancharon nuestro vagón. Y ahí tuvimos que dormir unas horas y hacer las comidas hasta que nos reengancharan. Y después fuimos y le ganamos a River como si nada", recuerda Julio Ferreyra, actual médico de Talleres y ex del Racing del "Coco" Basile.

Sin embargo, esas sensaciones empezaron a desaparecer, igual que la seriedad y la coherencia dejaron a nuestro fútbol. Y de aquel respeto ganado, apenas quedó la chapa de "grandes del interior", la manera como la prensa de las grandes ciudades y pueblos del interior sigue utilizando, aún hoy, para presentar la visita de nuestros equipos.

Desde hace un buen tiempo, nuestros equipos tienen bastantes dificultades para ganar fuera de casa. Desde la temporada 1999/2000 hasta el Apertura pasado, Talleres y otros equipos de Córdoba jugaron 440 partidos como visitantes, perdieron 201 (45 por ciento), empataron 133 y apenas ganaron 106 (24 por ciento).

¿Más datos? En ese lapso, hubo 12 visitas a la Boca y 11 a River. Los equipos de Córdoba perdieron 16 veces, empataron seis y ganaron solamente una.

Mentalidad de visitante, una teoría. La anécdota tiene algunos años pero vale igual con la lógica reserva para los involucrados, en este caso de un equipo de Talleres que visitaba a Boca.

"Era tal la carga emocional, que en el túnel, aturdía el chasquido de los tapones de los botines de muchos jugadores. Es que no es una situación normal porque el vestuario está debajo de la tribuna donde está "la 12" y la charla técnica debe ser interrumpida varias veces porque el bullicio es increíble. Las sensaciones son para todos, pero luego, cada uno elige qué importancia le asigna", contó un protagonista de ese juego que Talleres perdió.

Jorge Valdano, ex DT del Tenerife, abona la teoría psicológica. En uno de los capítulos del libro Sueños de fútbol, explicó una derrota increíble del Tenerife, con estos términos: "Cuando nosotros los tuvimos golpeados, volvimos a casa para defendernos, pero cuando ellos nos tuvieron golpeados, volvieron para rematarnos. 'Aprendan de eso, nosotros éramos mejores y ellos estaban tambaleantes. ¿Saben por qué no rematamos la faena? Por la mentalidad de visitantes, por el cagazo del visitante...". Jorge Rocco, ex psicólogo de San Lorenzo y Talleres, habla de un minidesarraigo del jugadores jóvenes (ver "Es un acto de debilidad").

¿Fútbol o psicología? ¿Qué se considera una razón y qué una excusa? Mientras tanto, el registro sigue ahí, probando que ganar afuera es todo un parto.


Es un acto de debilidad

Por Jorge Rocco
Ex psicólogo de Talleres en la temporada 2001-2002 y de San Lorenzo

Es un problema complejo. Hay que atacarlo desde las divisiones inferiores.

Cuando fui a Córdoba el tema era preocupante para Mario Ballarino, entonces entrenador del equipo. Pero como toda realidad, esta cuestión tiene algo de mito. Jugar fuera de casa es como una especie de desarraigo. Como cuando un pibe viene del interior a estudiar a una gran ciudad. En el caso que nos ocupa, el desarraigo es por unas horas. A algunos les influye, a otros los incentiva. En ese plantel le pasó a los más chicos. No a los mayores como Víctor Sotomayor, Julián Maidana o Mario Cuenca.

Otra cosa que puede llegar a influir es el contexto de las hinchadas. Por ejemplo, en la cancha de Boca, el vestuario visitante está debajo de la popular donde se ubica "la 12". Ahí, por ejemplo, porque me ha pasado con otros planteles, hay veces que los técnicos deben esperar hasta que se calle la gente para poder dar la charla técnica.

El miedo escénico está y puede influir. De todas maneras, está asociado a la juventud y depende del entrenador y los jugadores de experiencia que eso no se transmita. Es un problema complejo. Es un acto de debilidad que hay combatir desde antes, desde el período formativo, que debe ocurrir en las divisiones inferiores.