Talleres y su nuevo objetivo.

Los mejores esfuerzos de Talleres estuvieron destinados a lograr la identidad. Ese DNI tiene directa incidencia en el resultado del juego. Es decir, si Talleres juega bien o cumple la mayoría de los objetivos de juego, seguirá sonriendo como lo hizo desde aquel partido frente a San Martín de San Juan (el primer triunfo en este campeonato, tras cinco fechas sin ganar) pasando por las victorias contra equipos con una táctica agresiva como Boca y Lanús.

En contrapartida, si el equipo pierde eficacia en el área y, en el acto defensivo, pierde el control de algunos espacios importantes, también seguirá sufriendo. Las derrotas ante Independiente y Quilmes también marcan hitos en su campaña. Más allá de la diferencia en sus respectivas historias y situaciones personales (el Rojo busca entrar a una Copa y el Cervecero, salvarse del descenso).

Ambos equipos jugaron al error de Talleres, se fueron con las alforjas llenas y con las críticas de Kudelka, DT albiazul, porque rechazaron subir al escenario en el que un partido se define por quién tiene más y mejores argumentos futbolísticos.

Sin embargo, y más allá del rival, la bronca de Kudelka se debe a que su equipo se paró en una meseta. Es el límite que divide al “es lo que hay” de “esto no es todo”.

Como le había pasado antes del receso, cambiará la estrategia para redescubrir los caminos al gol. De otra manera, Talleres seguirá jugando los partidos contra sí mismo.

Son los juegos en los que aquellos que ya conocen cuáles son sus puntos débiles, pueden sentirse seducidos por cerrarse y pegarle de punta para arriba. Son escenarios en los que Talleres debe desequilibrar en espacios reducidos o en los que provoca muchas infracciones, en algunos casos cerca de su área, ofreciéndole al respiros al rival o la chance de alimentarse de lo que no hace o de su propio nervio.

Talleres no va a renunciar a la tenencia de la pelota. Nada que ver. Es lo que le ha permitido, en el peor de los casos, fabricar cuatro o cinco situaciones de gol. Su indefinición ha frenado el avance que lo había llevado del “permanecer” al “trascender” en el torneo.

Es “la” limitación colectiva e individual que atrapa al equipo. Los ocho “9” que han pasado por el equipo son todo un dato. Pero más allá de la exigencia de ser los más eficientes, es un problema de todos. Los extremos Sebastián Palacios y Jonathan Menéndez han convertido más, pero también han recibido más. Ahí se puede contemplar a Leonardo Gil y a Emanuel Reynoso. Sus disparos al arco deben ser una herramienta de ataque, de la misma manera que sus respectivas pegadas en pelotas detenidas. Este es un recurso con que el equipo también puede encontrar el necesario pase a la red. Porque tiene precisión en sus ejecutores y tiene altura para altura para hacerlo. Ni hablar de los laterales y sus proyecciones. Han pasado con criterio al ataque, pero la referencia más importante para descargar, son los extremos.

El crédito está abierto del momento más complicado, Kudelka revolucionó al equipo. Formó el tridente Guiñazú-Gil-Reynoso y revolucionó con tres delanteros rapiditos (sin “9”) como Palacios-Muñoz y Menéndez y le dio identidad a su Talleres en San Juan. Luego, recurrió a Victorio Ramis para sumar gol. El DT es un tipo de recursos y ha sabido superar todos los desafíos que le planteó el Mundo Talleres. Es fútbol, pero no se advierten razones para pensar que vaya a fallar.