Clásicos recuerdos. En barrio Jardín laten como si fueran ayer la final del ‘98, el 5-0, el 1-0 con gol de Borghello... Y para muchos, fue inolvidable el 0-0 de noviembre de 1992. La tarde en que Gustavo Irusta le contuvo un penal a Roberto Monserrat en el último minuto. Eran tiempos de una ya larga paternidad Celeste, y ese empate milagroso se festejó como triunfo en la curva T del Chateau. Transcurrieron ya 25 años, y al Mono Irusta lo marcó a fuego.

“Fue mi primer clásico en Talleres. Venía de Independiente y había jugado en Copa de Verano contra Racing, pero el clásico cordobés es impresionante. Y atajar un penal en el último minuto fue tremendo, porque nos salvamos de las cargadas que iban a durar una semana”, rememoró el actual entrenador de arqueros en Talleres.

“Además fue una triple atajada, porque el rebote le quedó a (Jorge) Acuña y después al Luifa. Lo atajé y se terminó el partido. Un recuerdo espectacular porque el estadio estaba lleno, con las dos hinchadas, y todavía me acuerdo de la alegría de la gente”, apuntó.

“Ese día veníamos mal. Llegamos al estadio y el chofer del colectivo que llevaba al plantel se equivocó de camino y aparecimos del lado de Belgrano. Nos rompieron varios vidrios. Después el penal. Recuerdo que el Negro Orellano me llevó a un costado del arco y parecía que me estaba dando recomendaciones. En realidad, ninguno de los dos podíamos hablar por los nervios. Lo que me dijo fue ‘dale, atajálo y nos vamos’. Y me dio una cachetadita” evocó el Mono.

"De Belgrano hay que cuidarse porque tiene a un Suárez que en cualquier momento inventa algo. Está Melano que tiene un cohete, a Bieler y a los centrales que van bien por arriba".

Otra vez, Irusta se planta delante de aquel penal: “El Diablo lo pidió, porque creo que los pateaba Artime. Le adivine el rincón, y si hizo una seña yo no la vi. Tiempo después nos encontramos y lo salude. Siguió con su carrera y fue campeón en todos lados. Era muy buen equipo ese Belgrano, y en el arco estaba Fabián Cancelarich, con quien después fui compañero en Platense”.

Un cuarto de siglo después, ese penal se recuerda como un gol del lado albiazul. “Me hicieron sentir como un héroe. Hace unos años se cercó un hincha después de la práctica y me dijo que en aquel año su mujer estaba embarazada, y que cuando nació su hijo le puso Gustavo por mí”.

Matador. El clásico de este sábado en el Kempes, con los dos colosos otra vez frente a frente en Primera, le provoca el mismo cosquilleo que cuando atajaba. “Es un partido distinto, pero veo muy tranquilo al equipo, como en todo el torneo y eso se notó en la semana”, aseguró el Mono Irusta.

Esa serenidad es la que transmite el Talleres de Kudelka, del que enumeró virtudes: “El equipo está en un alto nivel, con jugadores desequilibrantes. Puede ganar el clásico por el ritmo que mete, que es difícil de aguantar para los rivales. Además tiene un estilo de juego y la personalidad para mantenerlo en cualquier lado”.

Y se enfocó en el actual arquero de Talleres: “Con Guido Herrera tengo afinidad desde que llegó. Siempre entrenó igual, desde el primer día. Labura a full y está entre los mejores arqueros del país. Cuando llegó asumió un error que había cometido y se ganó el cariño de la gente por sus actuaciones. Y es muy querido en el plantel”.

Sobre los consejos para Herrera en el clásico, explicó: “Tiene mucho carácter. A Darío (Kudelka) le gusta salir jugando y él participa mucho, pero le recalcó que no hay que obsesionarse con meter una pelota entre dos rivales todo el tiempo. Y que esté atento los 95 minutos, sin complicarse, porque muchas veces los clásicos son partidos de un gol y se terminó”.

"Herrera es el más completo que me tocó entrenar. es rápido, juegan bien con los pies y muy concentrado. sabe leer el juego, cuando salir jugando corto y cuando largo".

“La entrada en calor es prueba de fuego en partidos trascendentales como el que se viene. “Ya lo vivió en la Bombonera y creo que lo disfrutó. Además, tenemos la suerte de que esté Mauricio (Caranta) en el plantel, por toda la experiencia que transmite y lo que contagia. Era un gusto que me quería dar, trabajar con Mauri”, resaltó.

Con ojo de arquero, no podía dejar de opinar del custodio de Belgrano. “(Lucas) Acosta es rápido, con mucha fuerza de piernas y personalidad como para convertirse en un gran arquero. No es fácil reemplazar a Olave, por el nivel que tenía y por todo lo que representa para su club”.